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Nuestros abuelos: Los guardianes de un legado eterno

Recordar y valorar a los abuelos, con sus historias, sus silencios y sus enseñanzas, nos humaniza

12 de septiembre de 2025 - 10:54 AM

El amor de los abuelos tiene un matiz único. Es un amor que no exige, que abraza sin condiciones y que se traduce en gestos sencillos. (Shutterstock)

Recuerdo a mis abuelos como si los tuviera al frente de mí. Abuela, con su delantal floreado y el aroma de su arroz con pollo que emanaba de su fogón; abuelo, con las manos curtidas por el trabajo en la finca y el gesto sereno de quien ha visto pasar los años con paciencia y gratitud. Ellos me enseñaron a servir al prójimo, a mi país, a cumplir los compromisos y a entender que la independencia no solo es saber valerse por uno mismo, sino también saber compartir con los demás.

Hoy, en un mundo acelerado y con memoria corta, me pregunto cuántos de nosotros seguimos llevando con orgullo el legado que nos dejaron nuestros abuelos.

El psicólogo José Efraín Rodríguez Agosto es escritor, profesor, conferenciante, comunicador y colaborador de MCS.
El psicólogo José Efraín Rodríguez Agosto es escritor, profesor, conferenciante, comunicador y colaborador de MCS. (Suministrada)

Sabiduría: Los abuelos son más que una figura familiar; son el puente que nos conecta con nuestra historia y nuestras raíces. En cada consejo, en cada historia repetida alrededor de la mesa, hay un pedazo de conocimiento que no se encuentra en los libros ni en las pantallas. Su sabiduría, nacida de años de experiencia, nos enseña a enfrentar la vida con paciencia, calma y perspectiva.

Amor: El amor de los abuelos tiene un matiz único. Es un amor que no exige, que abraza sin condiciones y que se traduce en gestos sencillos: un plato de comida caliente, una bendición antes de dormir, un “te cuidas” dicho con la voz temblorosa pero firme. Ese amor nos sostiene, aun cuando no lo sabemos, y deja una huella imborrable en nuestra manera de relacionarnos con el mundo.

Enseñanzas: Ellos vivieron tiempos distintos, enfrentaron desafíos sin redes sociales ni manuales instantáneos. Aprendieron a resolver problemas con lo que había a la mano y a valorar lo que se construía con esfuerzo. De ellos aprendemos resiliencia, humildad y la importancia de la gratitud. Nos enseñan que el verdadero progreso no está en tener más, sino en ser más: más humanos, más empáticos, más agradecidos.

Legado: Cada abuelo deja huellas invisibles que guían nuestras vidas. Ese legado se manifiesta en la forma en que servimos a los demás, en cómo valoramos la familia y en nuestra capacidad de mirar el futuro sin olvidar el pasado. Honrar ese legado no es solo recordar, sino también vivir de manera coherente con los valores que nos transmitieron.

Los abuelos como referencia de nuestra historia: Son cronistas vivos de nuestra identidad. Sus relatos, costumbres y hasta sus silencios nos recuerdan de dónde venimos y quiénes somos. Cada historia que se pierde, cada consejo que no escuchamos es un hilo que se rompe en el tejido de nuestra memoria colectiva.

Superar la brecha generacional: Hoy, enfrentamos una distancia marcada entre generaciones. Muchos jóvenes perciben a los abuelos como figuras lejanas, sin comprender que en ellos hay un océano de experiencias y aprendizajes. Acercarnos, escucharlos y compartir con ellos no es un acto de nostalgia; es un acto de sabiduría. Superar esta brecha nos enriquece como individuos y como sociedad.

Hoy, cuando los ritmos de la vida moderna nos empujan a mirar solo hacia adelante, detenernos para mirar hacia atrás es casi un acto de rebeldía. Recordar y valorar a los abuelos, con sus historias, sus silencios y sus enseñanzas, nos humaniza. Nos recuerda que lo que verdaderamente trasciende no son las posesiones ni los logros fugaces, sino el amor, la sabiduría y los valores que dejamos en los demás.

Quizás el mejor homenaje que podemos hacerles no sea solo visitarlos más o recordar con cariño sus enseñanzas, sino vivir de manera tal que su legado se refleje en nuestras decisiones, en cómo tratamos a otros y en cómo construimos a nuestro país. Porque cuando elegimos amar, servir y ser luz para otros, estamos prolongando el eco de su amor y su sabiduría. Y ese, sin duda, es el mayor regalo que nos han dado: un legado que no conoce el límite del tiempo, que trasciende generaciones y que, si lo cuidamos, nunca morirá.

A nuestros abuelos, feliz día. El cariño y amor que nos das es único y especial. Gracias por siempre consentirnos, protegernos y cuidarnos. Por eso, en MCS los celebramos hoy y siempre y nos esmeramos en cuidar de su salud para que puedas continuar compartiendo con los tuyos en Salud Completa. ¡Feliz Día del Abuelo!

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“Este contenido comercial fue creado en su totalidad por MCS. GFR Media Suplementos no se responsabiliza por el contenido de esta publicación.”

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