Cataño, Guaynabo, Trujillo Alto y Aguas Buenas son los ejemplos más recientes de la corrupción que plaga, desde el liderato alcaldicio, mucha de la gestión municipal en Puerto Rico. La indignación y la vergüenza provocadas por los actos corruptos se agigantan ante la cruda realidad de que están vinculados a la negligencia de instituciones que tienen la misión de prevenirlos, denunciarlos o castigarlos.