Robert Pappalardo, director cienctífico de la misión Europa Clipper de la NASA, frente al monolito de la misión, creado por el equipo de la Sociedad de Astronomía de Puerto Rico.
Robert Pappalardo, director cienctífico de la misión Europa Clipper de la NASA, frente al monolito de la misión, creado por el equipo de la Sociedad de Astronomía de Puerto Rico. (Carlos Rivera Giusti)

Cerca de 200 científicos e ingenieros de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, en inglés) que forman parte del equipo de la misión Europa Clipper se reunieron esta semana, en Puerto Rico, a casi un año del lanzamiento de una sonda espacial que explorará una luna helada de Júpiter para conocer su habitabilidad, composición y geografía.

La misión, que comenzó a conceptualizarse hace 25 años y recibió la aprobación de la NASA en 2015, contempla el lanzamiento del dispositivo, en octubre de 2024, desde el Kennedy Space Center, tras lo cual la nave tardará cerca de cinco años y medio en cumplir su objetivo: dar unas 50 vueltas a la órbita del planeta para explorar la luna Europa.

“¿Europa puede ser un lugar que posiblemente albergue vida? No estamos hablando de personas, sino de vida unicelular, microbios. Europa tiene una superficie helada, pero creemos, debajo, que hay un océano global que duplica el volumen de todos nuestros océanos combinados en la Tierra”, comentó Robert Pappalardo, director científico de la misión, en entrevista con El Nuevo Día, al hablar sobre el principal objetivo del viaje.

Esta fue la decimotercera reunión del grupo de ingenieros y científicos -que incluye geólogos, geofísicos, expertos en composiciones químicas y astrónomos- relacionada con el lanzamiento de la misión, pues sus miembros trabajan desde distintos laboratorios en ciudades estadounidenses y europeas.

Las reuniones periódicas sirven para discutir actualizaciones de las tareas asignadas, así como el funcionamiento de los instrumentos que se emplearán en el viaje a la luna Europa. “Nos unimos todos para hablar de la ciencia, para ver cómo los diferentes instrumentos funcionan y aprender unos de los otros”, abundó Pappalardo.

¿Por qué en Puerto Rico?

A menos de un año del lanzamiento de la misión, los científicos que la componen optaron por congregarse en Puerto Rico para integrar de manera presencial a los puertorriqueños que participan en un programa de estudiantes observadores, que, por los pasados años, han acompañado a los especialistas en sus reuniones de manera remota.

El programa académico busca conectar a científicos de la NASA con estudiantes subgraduados en universidades que sirvan a comunidades minoritarias o subrepresentadas.

La misión Europa Clipper está asociada con el Puerto Rico NASA Space Grant Consortium, adscrito a la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Río Piedras. Esta iniciativa ha tenido tres grupos o clases, en las que han participado 30 estudiantes puertorriqueños.

“En los últimos años, esos estudiantes solo han podido ver a distancia nuestras reuniones. Pensamos que sería difícil conseguir que vinieran al Jet Propulsion Laboratory (principal centro de exploración del sistema solar de NASA). Es difícil financiar y organizar la logística. Pero, ¿y si venimos a ellos, a Puerto Rico, y traemos la misión aquí, y entonces los estudiantes pueden estar aquí con nosotros?”, planteó Pappalardo, quien se especializa en geología y superficies de hielo.

En esta reunión, participaron los seis estudiantes puertorriqueños del último grupo y algunos de años anteriores, así como la doctora Lori Glaze, directora de la División de Ciencias Planetarias de la NASA.

El director del Puerto Rico NASA Space Grant Consortium, el doctor Gerardo Morell, destacó, por su parte, que el programa de observadores ha tenido gran arraigo y, cada año, reciben sobre 100 solicitudes para trabajar en la misión.

“Hay mucho interés, no solo en Europa Clipper, sino en las ciencias planetarias en general y en NASA, que es un nombre importante en Puerto Rico. Así que todas las oportunidades que los estudiantes ven para conectar con la gente de NASA, van por ellas, y se ha convertido en un programa muy competitivo”, expresó Morell.

El doctor Gerardo Morell destacó que el programa de observadores ha tenido gran arraigo y, cada año, reciben sobre 100 solicitudes para trabajar en la misión.
El doctor Gerardo Morell destacó que el programa de observadores ha tenido gran arraigo y, cada año, reciben sobre 100 solicitudes para trabajar en la misión. (Carlos Rivera Giusti)

Igualmente, entiende que la oportunidad de tener a cientos de científicos de la NASA en Puerto Rico abrirá el camino para continuar trayendo proyectos al archipiélago que beneficien no solo a los estudiantes universitarios.

El programa de observadores, según Pappalardo y Morell, puede ser también una punta de lanza para que más jóvenes puertorriqueños se animen a seguir una carrera en las ciencias planetarias y, eventualmente, formen parte de la misión.

Adelantos tecnológicos

El encuentro en Puerto Rico igualmente cumpliría el propósito de presentar los adelantos en los instrumentos que se emplearán en la misión espacial. Esas son herramientas muy sofisticadas que permitirán a los científicos obtener muchísimos datos, incluso, sin alunizar en Europa.

Por ejemplo, tendrán una cámara de alta resolución y un radar que les permitirá traspasar la capa de hielo e, incluso, ver la superficie de la luna desde la nave.

“Luego, NASA hace estas herramientas disponibles para el estudio de nuestra Tierra. Estas herramientas se van afinando para las ciencias planetarias, pero luego implementan esas técnicas en los satélites para que tengamos un mejor entendimiento del clima, de la evolución de nuestro planeta y cómo podemos mitigar el cambio climático”, explicó Morell sobre la relevancia de los adelantos en tecnologías.

Por ejemplo, mencionó que, muchas veces, se usaban los adelantos tecnológicos en el Caribe para hacer proyecciones respecto a cuándo habrá estrés ambiental que pudiera provocar blanqueamiento de corales.

“Hay cambios sutiles en el ambiente que los satélites pueden ver y el ojo humano no porque está muy cerca. Se puede ver desde lejos con esta tecnología y se puede decir: ‘hay un estresor en el ambiente que está por causar blanqueamiento de corales’. Entonces, puedes ir a mitigar el estrés, previo a que ocurra el blanqueamiento”, puntualizó el científico, quien apuesta a que esta reunión permita promover más eventos de esta índole en Puerto Rico.

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