

18 de septiembre de 2025 - 3:28 PM
Científicos han descubierto insectos prehistóricos conservados en ámbar por primera vez en Sudamérica, lo que ofrece una nueva perspectiva de la vida en la Tierra en un momento en que las plantas con flores apenas comenzaban a diversificarse y extenderse por todo el mundo.
Muchos de los especímenes encontrados en una cantera de arenisca en Ecuador datan de hace 112 millones de años, dijo Fabiany Herrera, curadora de plantas fósiles en el Field Museum en Chicago y coautora del estudio publicado el jueves en la revista Communications Earth and Environment.
Casi todos los depósitos de ámbar conocidos de los últimos 130 millones de años han estado en el hemisferio norte, y durante mucho tiempo ha sido “un enigma” que los científicos hayan encontrado pocos en las regiones del sur que alguna vez comprendieron el supercontinente Gondwana, dijo David Grimaldi, entomólogo del Museo Americano de Historia Natural que no participó en el descubrimiento.
Esto marca la primera vez que los investigadores han identificado escarabajos, moscas, hormigas y avispas antiguos en resina de árbol fosilizada en Sudamérica, dijo Ricardo Pérez-de la Fuente, paleoentomólogo del Museo de Historia Natural de la Universidad de Oxford, quien tampoco participó en el nuevo estudio.
“Las piezas de ámbar son pequeñas ventanas al pasado”, dijo Pérez-de la Fuente, y agregó que el descubrimiento ayudará a los investigadores a comprender las interacciones en evolución entre las plantas con flores y los insectos que vivieron durante la era de los dinosaurios.
Los investigadores descubrieron cientos de fragmentos de ámbar, algunos con insectos antiguos, polen y hojas de árboles, en una cantera de arenisca en Ecuador que se encuentra al borde de lo que hoy es la cuenca del Amazonas.
Pero la selva tropical actual es muy diferente de la que recorrían los dinosaurios, dijo Herrera. Según un análisis de los fósiles en el ámbar, la antigua selva tropical contenía especies de helechos y coníferas, incluido el inusual árbol Monkey Puzzle, que ya no crece en la Amazonía.“Era un tipo de bosque diferente”, dijo Herrera.
Los depósitos de ámbar eran conocidos previamente por geólogos y mineros que trabajaban en la cantera de Genoveva. El coautor del estudio, Carlos Jaramillo, del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, escuchó hablar de ellos por primera vez hace aproximadamente una década y se propuso encontrar la ubicación exacta, con la ayuda de notas de campo de geología.“Fui allí y me di cuenta de que este lugar es asombroso”, dijo Jaramillo. “Hay tanto ámbar en las minas”, y es más visible en la cantera abierta de lo que estaría si estuviera escondido bajo densas capas de vegetación.
Los investigadores continuarán analizando el tesoro de ámbar para aprender más sobre la biodiversidad de la era del Cretácico, incluidos los insectos que contribuyeron a la evolución al alimentarse de plantas con flores. “El ámbar tiende a preservar cosas que son diminutas”, dijo Grimaldi.
“Es el momento en que comenzó la relación entre las plantas con flores y los insectos”, dijo Pérez-de la Fuente. “Y eso resultó ser una de las asociaciones más exitosas de la naturaleza”.
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