

5 de noviembre de 2025 - 5:22 PM

Un equipo de ingenieros del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), desarrolló un parche flexible para la administración de fármacos que se puede colocar en el corazón después de un infarto para ayudar a promover la cicatrización y la regeneración del tejido cardíaco.
El nuevo dispositivo está diseñado para transportar tres fármacos diferentes que se pueden liberar en distintos momentos, según un programa preestablecido. En experimentos con ratas, los investigadores demostraron que este tratamiento reducía la cantidad de tejido cardíaco dañado en un 50% y mejoraba significativamente la función cardíaca.
Los detalles se publican en la revista Cell Biomaterial y, según los científicos, si se aprobara su uso en humanos, este tipo de ingeniería podría ayudar a las víctimas de infartos a recuperar más función cardíaca de lo que es posible actualmente.
Después de un ataque cardíaco, muchos pacientes terminan sometiéndose a una cirugía de baipás, que mejora el flujo sanguíneo al corazón, pero no repara el tejido cardíaco dañado, detalla un comunicado del MIT. En el nuevo estudio, el equipo quería crear un parche que pudiera aplicarse al corazón al mismo tiempo que se realizaba la cirugía.
Los investigadores diseñaron un régimen de tres fármacos que promueven la curación del corazón de diferentes maneras. Y es que, cuando el tejido se regenera, sigue una serie de pasos cuidadosamente sincronizados, explica Ana Jaklenec.
El primer conjunto de partículas libera neuregulina-1, un factor de crecimiento que ayuda a prevenir la muerte celular.
MIT engineers have developed a flexible drug-delivery patch that can be placed on the heart after a heart attack to help promote healing and regeneration of cardiac tissue. https://t.co/wmMRpLmHE2
— Massachusetts Institute of Technology (MIT) (@MIT) November 5, 2025
En el siguiente momento, las partículas liberan VEGF, un factor de crecimiento que promueve la formación de vasos sanguíneos alrededor del corazón. El último lote suelta un fármaco de molécula pequeña llamado GW788388, que inhibe la formación de tejido cicatricial que puede producirse después de un infarto.
Para este estudio, los investigadores crearon parches compactos en miniatura de solo unos pocos milímetros de diámetro.
“Encapsulamos conjuntos de estas partículas en un parche de hidrogel -similar a una lente de contacto-, que luego implantamos quirúrgicamente en el corazón. De esta forma programamos el tratamiento en el propio material”, indica Erika Wang.
Los probaron en esferas de tejido cardíaco, que expusieron a condiciones de bajo nivel de oxígeno, imitando los efectos de un ataque cardíaco, y luego colocaron los parches sobre ellas. Estos promovían el crecimiento de los vasos sanguíneos, ayudaban a que sobrevivieran más células y reducían la cantidad de fibrosis que se desarrollaba.
En pruebas con un modelo de infarto de miocardio en ratas, también observaron mejoras significativas tras el tratamiento con el parche.
En comparación con su ausencia o la inyección intravenosa de los mismos fármacos, los animales con el parche mostraron una tasa de supervivencia un 33% mayor y una reducción del 50% en la cantidad de tejido dañado.
El equipo espera probarlos en otros modelos animales con la esperanza de realizar un ensayo clínico futuro.
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