Dice una famosa frase que la derrota tiene una dignidad que la victoria no conoce.
Cuando peor se sintió Adriana Díaz, luego de caer en la semifinal individual femenina del Campeonato Panamericano de Tenis de Mesa —que se disputó en La Habana, Cuba— la tenismesista puertorriqueña encontró apoyo moral en una figura inesperada. La empleada de servicios sanitarios del complejo, Elsa Peña.
Peña, tal y como narró el portal web www.jit.cu, se encontró a la jugadora utuadeña en el baño del pabellón, desconsolada, tras el revés 4-3 frente a la estadounidense Amy Wang. Pero era hora de levantar cabeza.
Díaz concordó con los consejos de la mujer de 76 años de edad y se propuso, junto a su hermana Melanie Díaz, a conquistar las preseas de oro en dobles femenino.
Y así fue. Las boricuas vencieron 3-1 a la delegación canadiense y Díaz quiso devolverle el favor a Peña.
Fue entonces cuando le obsequió su presea en modo de agradecimiento.
El entrenador y padre de Adriana y Melanie, Bladimir Díaz, se mostró orgulloso por el gesto.
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“Es un bonito gesto de ella. Me siento orgulloso como papá”, dijo Díaz, padre, a El Nuevo Día.
“No todo en la vida es ganar o perder. Es ser un buen ser humano. Y eso me satisface más que cualquier otra cosa. Criar hijos que sean agradecidos y den lo mejor de ellos”, sentenció.