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El picapiedras de Guavate: conoce a este singular escultor

El hombre de 80 años decidió despedirse de la construcción para realizar artesanías que le llenaran el corazón

7 de septiembre de 2022 - 11:40 PM

Nota de archivo
Esta historia fue publicada hace más de 2 años.
Juan Santos Torres, mejor conocido como 'El Picapiedras de Cayey'. (XAVIER GARCIA)

A don Juan Santos Torres le conocen como “el picapiedras de Guavate”, por la inmensa obra que ha esculpido en su “monte sagrado” de donde resaltan tres impresionantes Reyes Magos, que, por su altura de 33 pies, se pueden apreciar desde la autopista Luis A. Ferré.

Sin embargo, la escultura no fue ideada para reposar en el lugar, sino que su creación surgió tras el rechazo de dos propuestas presentadas por el artista, ya que consideraban que las piezas eran muy grandes para exhibirlas. De hecho, en un principio median entre 10 a 16 pies.

Así que Santos decidió hacer el trabajo en su comunidad, a donde llegó hace 42 años en homenaje a su padre, Pedro Torres Hernández, un cayeyano orgulloso de sus raíces. Tanto que se hacía llamar “el torito de Cayey”.

El escultor de 80 años confesó que “la piedra vino por una necesidad del espíritu”.

“Fui un tipo forra’o de dinero, me dedicaba a la construcción, pero en mi corazón no había nada. Un buen día, tenía a mi papá trabajando conmigo y le dije: ‘Papi, tengo un dolor de estómago que no hay quien me lo quite’. Y él me mira con su cara de ángel y me dijo: ‘Camina hacia esa ramita que a lo lejos se ve chiquita, pero cuando regreses no vas a tenerlo”, recordó.

“Le hice caso (a su padre) y, cuando fui, le pedí a la naturaleza: ‘Dame algo que yo no se lo quite a nadie, que, aunque no me dé dinero, yo me sienta feliz conmigo mismo’. Porque, ¿para qué quieres tener tantas cosas que no te dejan el corazón lleno?”, cuestionó.

Fue entonces que se encontró con la pieza que cambiaría su vida para siempre.

“Miré para el piso, había una piedrita y la cogí. Parecía un gallito de algarroba. Me dije: ‘Si yo cojo esta piedrita y le hago un rotito arriba con el taladro y dibujo una carita con un pincel, le hago un collar a mi hijo Carlos’. Me llevé la piedrita para mi casa, pero cuando estaba tratando de trabajar con la piedrita, se partió la barrena. Se dañó la piedra”, confesó.

“Cogí el barreno del piso y puse la piedrita sobre el portón. Yo creía que iba a atrapar a la piedrita, pero fue la piedrita la que me atrapó a mi hasta el día de hoy. Seguí evolucionando. De hecho, no pensaban que yo lo había hecho porque decían que yo era muy torpe. Pero en el proceso vendí mis propiedades y empecé de nuevo”, relató.

Su primera prueba fue al participar de una feria de artesanías en Carolina, que, para asistir, tuvo que arrancar la puerta del baño de su casa, llevarse dos sillas y una sábana que utilizaría para montar una mesa.

“Estaba con mi amigo y él cogió la piedra de la mesa, grande, la levantó y las demás se cayeron al piso. Se rompieron unas cuantas piezas. Yo estaba renegando y decía que iba a regresar a la construcción porque no aguantaba más”, contó.

“En ese momento que pensaba que me estaba divorciando de la artesanía, era que me estaba casando con ella, para toda la vida. Vino el escultor Severo Romero, se arrodilló en el piso, cogió un canto de piedra de las mías y se la puso en el pecho. Me hizo ver la grandeza del trabajo. Fue algo bello porque era lo que yo quería: gente, abrazo y comprensión”, expresó con su voz entrecortada.

Los Reyes Magos

La pieza más importante en la trayectoria de Juan Santos son los gigantescos Reyes Magos que parecen mirar desde un monte en el barrio Guavate.

Pero la obra hecha en mármol blanco de Juana Díaz fue conceptualizada para participar en un certamen de escultura en Río Piedras. Como no la aceptaron pues medía 10 pies de alto, “el picapiedras” decidió someterla en una propuesta de arte urbano.

“Eran unos reyes de 16 pies de alto que sometí para la Plaza Colón, pero tampoco lo aceptaron. Dije: ‘Voy a hacerlo en mi barrio y mucho más grande”, expuso el progenitor de dos hijos quien cuenta con esculturas a través de la llamada “ruta del lechón”.

El proceso conllevó seis años de arduo trabajo, entre 1995 al 2001.

“Hice un museo. Son cosas que ni las planifiqué ni las pensé. Esos reyes son famosos y miden 33 pies de alto, cada uno. Yo puse las piedras, una a una, encima en un andamio. Busqué unos amigos y le metimos mano al trabajo”, afirmó al mencionar que para esculpir utiliza cincel y herramientas modernas.

“Cuando tallo las piedras siento algo maravilloso, es meditación. Vives en armonía, la paga mía es disfrutármelo un rato cuando termino”, apuntó.

Para detalles puede llamar al 787-671-5260.

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