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Era la noche de 21 de mayo de 1993, la puertorriqueña Dayanara Torres se colocaba entre las diez finalistas del certamen Miss Universe en el Auditorio Nacional de México.
En la competencia iba quinta en puntuación, ya que en esa época la evaluación del jurado se hacía pública durante la transmisión. En los asientos del auditorio, además de la familia de la exreina de belleza, había otros tres puertorriqueños, Javier Ríos, Víctor Mercado y Miguel Deliz, que observaban con el corazón acelerado y con la esperanza de que la toalteña que conocieron en una audición en el Teatro Maso Rivera, en Toa Alta, logrará cautivar al jurado al igual que lo hizo con ellos.
Ríos y Mercado fueron quienes descubrieron a la joven de ojos azules que esa noche conquistó al mundo al coronarse como la mujer más bella en el Miss Universe 1993. Ambos se convirtieron en los promotores de Dayanara y fueron los encargados de toda la preparación de la joven que despuntaba en los concursos de belleza, sin experiencia alguna. Dayanara tenía 17 años y Toa Alta era el entorno inmediato que conocía la joven.
Deliz, quien ahora es el director Nacional de Miss Universe España y del concurso Nuestra Belleza Puerto Rico, asistió por primera vez al concurso internacional para respaldar a Dayanara y a sus amigos promotores. Era su primer viaje fuera de Estados Unidos y recuerda cada detalle de lo que él denomina una de las noches más felices de su vida.
El cuento de la Cenicienta con el que se hace referencia a la historia de la madre de dos hijos Cristian Anthony y Ryan Anthony Muñiz Torres, fruto de su relación con el cantante Marc Anthony, aplica perfectamente en la vida de nuestra tercera reina universal.
La actriz y presentadora soñaba desde niña con ser una reina y lo logró a niveles insospechados porque lo cierto es que a 30 años de su victoria, Dayanara sigue siendo una eterna reina en el corazón de los puertorriqueños. Su humildad, cercanía, don de gente, su transparencia y esa sonrisa que siempre ha mantenido en medio de las adversidades, donde la hemos visto llorar y enfrentarse con valentía, la han hecho una de las reinas más queridas y celebrada por todos los puertorriqueños.
Dayanara se enfrentó en el 2019 a un cáncer de piel en etapa tres, se sometió a tratamiento y es portavoz activa de la prevención de la enfermedad. Hoy puede proclamar que está libre de la enfermedad. Después de vivir por años en Los Ángeles se radicó en Miami, donde ha retomado su carrera como presentadora de televisión en el programa “El Gordo y La Flaca”, de Univision, y vive una nueva etapa en el amor junto a su pareja, el productor brasileño Marcelo Gama.
Esta semana, la exMiss Universe regresa a su patria para celebrar con su gente que un día como hoy, hace tres décadas, el mundo conoció a Puerto Rico a través de sus ojos, humildad y espontaneidad en el escenario del certamen universal. La madre, de 48 años, no pudo llegar antes a la isla porque este fin de semana su hijo Cristian se graduó en Nueva York.
La tercera boricua con una corona universal tendrá varias actividades de reconocimiento en la Fortaleza y en el municipio de Toa Alta, con una gran celebración el domingo 28 de mayo en la plaza pública del municipio.
De Toa Alta hasta la noche universal
Ríos, quien en ese tiempo era promotor de reinas de belleza y trabajaba en el municipio de Toa Alta, contó a El Nuevo Día cómo fue que descubrieron a Dayanara hace casi 31 años.
“No recuerdo bien la audición. Sé que era una de los concursos de ‘teens’ y Dayanara llegó a una de esas audiciones. Amador Colón (relacionista del municipio de Toa Alta) nos llamó y nos dijo: ‘Tengo una muchacha que deben venir a ver porque debe ir al concurso de Miss Puerto Rico’. Recuerdo que fue un domingo. Víctor y yo la vimos y quedamos encantados por el potencial que sabíamos que tenía. La entrevistamos y comenzamos a prepararla. Fuimos a la casa de sus padres. Era una casa bien humilde porque esa familia trabajó por la educación de sus hijos, esa siempre fue la prioridad de los padres de Dayanara. Hablamos con sus padres para que conocieran que esto era algo serio y empezamos con las clases para prepararla para el Miss Puerto Rico. La ayudamos junto a mucha gente anónima en las clases de pasarela, dicción, reuniones semanales, prácticas de entrevistas de jurado, en fin todo. La otra pieza clave en la preparación de Dayanara fue Magali Febles. Ella tiene reconocimiento absoluto. Gana el Miss Puerto Rico y entonces la preparación fue más rigurosa hasta llegar a esa noche final”, narró Ríos, quien fue una de las primeras personas en abrazar a la exreina cuando se colocó la corona universal.
De toda la preparación, Ríos destacó que había algo que solo le pertenecía a la exreina de belleza. Se trata de la inocencia con la que asumió todos los retos en y fuera de la competencia, sumado a la “disciplina que siempre ha tenido”.
Ríos llegó a trabajar con otras representantes de Puerto Rico como Desirée Lowry, Ana Rosa Brito, Denise Quiñones y Zoribel Fonalledas, entre otras. Resaltó que Dayanara tenía una madurez increíble para adaptarse a todo lo que se le exigía a pesar de que solo tenía 17 años y lo hacía “con mucha disciplina”.
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“Ella se enfermó en la competencia, no recuerdo bien qué fue lo que le dio, pero bajó hasta talla cero. Tuvimos que ir a buscar otro vestido a última hora para la mini entrevista en el escenario. Nuestra meta era que fuera una de las finalistas. Siempre le vimos el potencial, pero había mujeres espectaculares ese año. Ella, esa noche, fue a lo Tinker Bell de Disney. Había una magia, algo que uno decía: ‘¡Wow!, ella es la Cenicienta y sigue siendo así'. Era la inocencia que ella proyectaba y que todavía, siendo la mujer que es hoy con toda la madurez que tiene, sigue teniendo una inocencia muy de ella. Dayanara reconoce que el concurso le cambió la vida, pero pienso que ella, siendo ella, fue la que cambió su destino”, añadió Ríos, quien ahora se dedica al sector bancario en Florida.
Ríos y Deliz coinciden en que la noche fue mágica y que Dayanara ganó por ser una joven transparente, humilde y genuina en la competencia.
“Recuerdo que ella era la más bajita en estatura de las tres finalistas, que fueron Venezuela, Colombia y Puerto Rico. Los concursos han cambiado muchísimo, y en ese tiempo promediaban las puntuaciones. Entre las diez finalistas, Dayanara iba quinta. Cuando entró a las tres, nosotros estábamos a punto del desmayo. Yo sentía que ya habíamos ganado porque nosotros no habíamos tenido una finalista después que Deborah Carthy-Deu gana la corona en el 1985. Cuando iban a decir la segunda finalista, unas personas de atrás dijeron: ‘Puerto Rico’, y el nombre que se escuchó luego es Venezuela. Mi corazón iba a explotar y, al ganar, sentía que iba a desmayarme. Fue increíble”, recordó Deliz, director nacional del concurso Nuestra Belleza Puerto Rico, que selecciona reinas para tres certámenes Miss Supranational Puerto Rico, Miss International Puerto Rico y Miss Grand Puerto Rico.
Deliz afirmó que Dayanara fue la primera reina de belleza que le dejó ganancias millonarias a la franquicia de Miss Universe durante su año de reinado con todas las casas de cosméticos y de belleza. Con ella, se comenzó una evolución en el concurso y gracias a que entregó corona en Filipinas, los asiáticos comenzaron a interesarse en la competencia internacional.
“Para mí el Miss Universe y los concursos son un antes y después de Dayanara. Los certámenes en Puerto Rico se llenaron de chicas. Recuerdo el siguiente año y dos años después había casi 70 candidatas. A nivel de Puerto Rico, Dayanara le devolvió la ilusión a un pueblo. Ella tiene un brillo constante y una mirada que va más allá del corazón, a pesar de los momentos difíciles que le ha tocado vivir. Además, ella es y sigue siendo muy mamá”, aseguró Deliz.
Para la tenedora actual de la franquicia de Miss Universe Puerto Rico (MUPR), Yizette Cifredo, el triunfo de Dayanara logró visibilizar la oportunidad de que cualquier joven, sin importar la clase social o recursos económicos, puede integrarse a la competencia.
“Sin duda, el triunfo de Dayanara Torres ese 21 de mayo de 1993 despuntó, no solamente la carrera de una joven del pueblo de Toa Alta, sino de muchas jóvenes de cuna humilde que no creían posible lograr tanto alcance, especialmente a través de un certamen. Ver a otras personas lograr metas en circunstancias similares a la nuestra, nos da esperanza, y Dayanara nos regaló eso”, sostuvo Cifredo, quien lleva dos años como directora del MUPR.
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De igual forma, la comunicadora destacó que Dayanara ejemplificó, con su desempeño en y fuera del concurso, que el certamen Miss Universe es una plataforma infinita de oportunidades para quienes lo aprovechan.
“Fue una reina muy joven, con poca experiencia y conocimiento de la industria, que logró hacer mucha carrera como actriz, luego cantante y presentadora, y todo gracias al certamen. Es decir, Dayanara ha sido una de las reinas que mejor ha probado el poder de la plataforma de Miss Universe y qué lujo que fue llevando con tanto orgullo la bandera de Puerto Rico”, añadió.
Cifredo es de las que cree que Dayanara impartió una nueva fuerza y proyección a los certámenes de belleza, siendo una excelente embajadora de Puerto Rico.
“Creo que esa tercera corona universal reafirmó el gran poder y responsabilidad que tiene la embajadora nacional. Puerto Rico es reconocido como un “power-house” en el mundo de los certámenes. Me parece interesante que gran parte de la generación actual, que apoya y sigue a nuestras reinas, vivió esa coronación de Dayanara. Nuestra gente se volvió mucho más interesada y exigente con la mujer que lleva a la isla en su pecho”, puntualizó.
La eterna Linda Sara
En esa misma línea de aprovechar el alcance que le dio ganar la corona universal, la presentadora de “El Gordo y la Flaca Univision” despuntó en el cine local al protagonizar, en el 1995, la película “Linda Sara” del cineasta puertorriqueño Jacobo Morales.
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El dramaturgo recordó que tuvo una intuición acertada al seleccionar en el 1994 a Dayanara para el papel principal de la película “Linda Sara”, ya que al conocer a la exreina descubrió que estaba al frente de una persona genuina, transparente y de una belleza interior armoniosa con lo que ella representaba como reina universal.
“Dayanara representaba algo muy especial porque no era solamente la belleza y de la belleza hacia afuera. Era la belleza de una persona con una gran calidad humana. Además, que ella actuaba con tal naturalidad porque se proyectaba como es ella. Su apariencia guardaba armonía con lo que representaba ella como la gran belleza que fue al estar y ganar el concurso. De primera intención, esa persona que yo capté en las entrevistas, en las fotos, en el certamen… esa persona fue la que encontré cuando tuve la oportunidad de trabajar con ella. Dayanara era exactamente esa persona que yo intuía que era y fue la persona que encontré cuando trabajé con ella”, aseguró Morales.
El veterano director de cine filmó el largometraje en el 1994. De ese entonces describió que trabajar con Dayanara y con el cantante Chayanne ha sido una de las experiencias que atesora, por llevarse la sorpresa de trabajar con dos profesionales que aunque el cine no era su campo, aceptaron el reto y lo hicieron con “honores”.
“Dayanara tenía una intuición para actuar extraordinaria porque era no solamente presentarse y más o menos seguir mis instrucciones. Ella aportaba con sus reacciones. Era una auténtica interpretación lo que hizo del personaje y a base de pequeños detalles que en la cinematografía eso cuenta, proyectó y amplió mucho la dimensión de ese personaje (Sara). Además, junto con Chayanne, que me dio también una actuación magnífica, yo quedé plenamente satisfecho con los dos. Se desempeñó excelentemente como actor y también fue un gran compañero. Fueron excelentes ambos”, afirmó el cineasta.
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Al igual que el resto de los puertorriqueños, el también actor vio cómo después del triunfo de Dayanara en el Miss Universe hubo un incremento de chicas participando en los concursos de belleza. Culturalmente, en Puerto Rico, al contar con cinco reinas universales: la fenecida Marisol Malaret, Deborah Carthy-Deu, Dayanara Torres, Denise Quiñones y Zuleyka Rivera, los concursos de belleza gozan de un arraigo de orgullo patrio inmenso cada vez que una joven se viste con nuestra monoestrellada para representar a la isla ante el mundo.
“Los concursos de belleza ya son parte de nuestra cultura. El hecho de que se empieza por una apariencia y por la belleza no quiere decir que eso cancela todo lo demás. (En los concursos) también se proyecta el sentido de unidad de un pueblo y cómo se provoca y estimula el orgullo nacional, el orgullo por nuestra identidad. Eso contribuye también en todos esos aspectos y mucho más cuando la candidata que participa proyecta algo que va más allá de mostrar una belleza, sino una calidad humana”, puntualizó el director de cine.
En los próximos días, la exreina universal revivirá nuevamente el amor y el cariño de su gente en su patria al recordar que desde hace 30 años se ha vestido con la bandera de Puerto Rico en donde quiera que se presente.