Toca diversos instrumentos musicales, entre ellos el violín, piano, acordeón y arpa. Es cantante y cofundadora de la banda electrónica boricua Balún, donde canta y toca el acordeón, además de escribir música original para orquestas sinfónicas y de cámara, para acordeón y arpa, así como para voces, instrumentos y hasta juguetes, “con los que busca expresar sentimientos, emociones y formas de pensar diferentes”.
Así es Angélica Negrón, una polifacética artista puertorriqueña de 41 años, conocida por “jugar con la inesperada intersección de música clásica y electrónica, instrumentos inusuales y sonidos encontrados”, según han descrito diversos medios especializados.
La artista ganó el año pasado el prestigioso Premio Hermitage Greenfield 2022, con sede en Sarasota, que incluye una beca de seis semanas en esta ciudad de la Florida y $30,000 para crear una obra musical que se estrenará en 2024. Un galardón que se otorga anualmente a diferentes disciplinas del arte y que para la artista fue “una muy agradable sorpresa” debido a que no es por solicitud “sino por el reconocimiento de otros artistas que yo admiro mucho”.
“Es un premio y una comisión para hacer una obra nueva que se estrenará allá, en esa comunidad. Cuando me llamaron para decirme que era finalista y que hiciera una propuesta, estaba haciendo muchas piezas en las que me gusta repensar el espacio donde se toca la obra para que no sea, como siempre, en una sala de conciertos, porque me gusta ver cómo pueden existir en otros espacios”, explica Negrón, tras explicar que en Sarasota hay unos “atardeceres hermosos” y decidió proponer una pieza musical en la que, según cambien los colores del ocaso, se incorporen unos elementos musicales específicos.
“Será una pieza para invitar al público a contemplar el atardecer, jugar con la música y los cambios de colores del atardecer”, explica la artista, para luego subrayar que le emociona mucho escribirla debido a que también tiene que ver mucho con ella. Sobre todo, porque ha estado trabajando mucho en los últimos años y, aunque sabe que es una bendición, también implica largas horas de trabajo y mucho estrés.
“Son seis semanas en Sarasota para componer la pieza allí mismo donde se va a estrenar porque el premio incluye una residencia artística. Me gusta mucho que no tenga que entregarlo de inmediato y no tener el estrés al que estoy acostumbrada”, comenta la compositora, quien dice que la propuesta la hizo pensando “sobre todo, en poder respirar y tomarme tiempo para mí porque, básicamente, estaba ‘quemada’ y necesitaba escribir algo que me ayudara a bajar revoluciones”.
La artista, de apariencia juvenil, con su distintivo cabello color violeta y una sonrisa franca a flor de labios, ya ha presentado su música en importantes espacios musicales y artísticos. Por ejemplo, entre sus residencias y encargos se incluyen “The Greene Space” de la radioemisora neoyorquina WNYC (“un espectáculo de variedades/multimedia de cuatro partes que explora el sonido y la historia personal”), una obra inmersiva electrónica para 100 voces, comisionada por el Jardín Botánico de Nueva York y otra para la Ópera de Filadelfia.
Además, escribe música para documentales, películas, obras de teatro y danza moderna. Y como educadora, ha sido artista docente del programa “Very Young Composers” de la Filarmónica de Nueva York y del Lincoln Center Education.
Nueva música
La música de Angélica Negrón ha sido descrita como “melancólicamente idiosincrásica y contemplativa”, o como publicó el periódico The New York Times en una reseña, donde destacó su “capacidad para sorprender”.
Pero Negrón prefiere describir su trabajo como “nueva música para instrumentos orquestales”, aunque hace la salvedad de que también compone música para muchos otros medios. “Me encanta escribir para música electrónica, películas, para objetos encontrados, para plantas, cacerolas…”
Sin embargo, cree que “no hay buenas palabras para los que escriben música para instrumentos orquestales”. De hecho, insiste en que no es música clásica, pero es consciente de que los instrumentos de orquesta se asocian con el periodo clásico. Y, aunque dice que su educación musical fue bastante tradicional, en el Conservatorio de Música de Puerto Rico, “siempre he sido muy curiosa de los sonidos alrededor de mí y me gusta considerarlos como música porque no hago esa distinción de ruido y música”.
“Pienso que es mucho más fluido y lo que para una persona puede ser ruido, para mí se puede incorporar y, si lo organizas con intención, también puede ser música”, agrega la compositora, quien tiene una maestría en composición musical de la Universidad de Nueva York y actualmente es candidata al doctorado en el Centro de Estudios de Posgrado de CUNY, donde estudia composición con Tania León y se centra en la obra de Meredith Monk para su tesis.
La artista, quien lleva 16 años viviendo con su esposo en Brooklyn, Nueva York, recuerda que antes de empezar a componer formalmente, grababa con un casete los sonidos que escuchaba, por ejemplo, en la cocina de su casa. Pero, sobre todo, dice que cuando empezó a escribir música electrónica, no quería sentarse detrás de una laptop (para sacar esos sonidos). Por eso empezó a buscar otras maneras de que el performance en vivo fuera más interesante, que invitara más a la gente.
“Comencé a usar la tecnología Ototo, que es como un sintetizador que cualquier cosa que conduce electricidad lo puedo usar como instrumento musical. Para mí es muy interesante crear mi propio instrumento. Por ejemplo, escoger qué colores y texturas van a tener (los sonidos) de unos vegetales y ver cómo a eso le puedo añadir también otras capas de significado a la música y a las letras”, explica Negrón, al señalar que muchas veces toca en lugares donde el español no es el primer idioma “pero mis letras son siempre en español”. Por eso, dice que siempre trata de buscar “otras puertas para invitar a la gente a que conecten con la música, que no solo dependen del lenguaje”.
Precisamente, la compositora señala que utilizar instrumentos inusuales es algo que le llena mucho. Por eso siempre pensó que su carrera iba a ser así, “muy de nicho”, aunque por ahora ha estado escribiendo mucho para medios masivos como orquestas y coros. “Es algo que ha llegado como una sorpresa, porque yo siempre crecí con esta cuestión de que, si eres una compositora viva, es más difícil que otros toquen tú música, además de que es difícil vivir de eso y menos aún en medios como las orquestas sinfónicas, que son tan competitivos y cerradas”.
Sobre sus composiciones, Negrón explica que son “como un pequeño mundo, un universo en sí mismo, que va revelando qué es lo que quiere tener”. “Yo pienso de una forma muy visual sobre el ambiente que quiero que tenga la pieza. Y eso me va diciendo por dónde va, mientras que, si es para voces, entonces el texto es la guía”.
Para captar esos sonidos inusuales que luego incorpora a sus composiciones, la artista afirma que hace muchas “grabaciones de campo” con los ruidos comunes del lugar donde esté y luego los incorpora a los instrumentos acústicos. “A veces estoy probando una pieza y digo ‘hace falta como textura esto’ y busco en mi grabadora o en mi teléfono para añadirlo. También escribo muchas palabras sobre texturas, colores, ideas concretas de piezas. Es como un rompecabezas visual, con lenguaje auditivo. Eso va, poco a poco, tomando forma y es lo que me dice qué es lo que cada pieza necesita”.
Latina y mujer
Negrón es consciente de que escribe para medios tradicionales, como orquestas sinfónicas, pero eso no la ha cohibido de escribir “con todas esas posibilidades sonoras, que es como una paleta súper emocionante, aunque históricamente son espacios que no son para gente que se ve como yo, latina y mujer”.
“Son espacios que tienen muchas prácticas que no son las más inclusivas. Para mí, uno de los retos principales es ver cómo los jamaqueo para no solo que yo me sienta cómoda en ellos, sino para que, por ejemplo, mis estudiantes no sientan esa tensión cuando entran a esos espacios, que sientan que también les pertenecen, porque creo que debe ser así, aunque históricamente han sido de hombres blancos”, lamenta la también cantante.
En ese sentido, recuerda que uno de sus sueños era seguir estudios en la prestigiosa Escuela Juilliard, pero no solicitó porque lo veía como posibilidad muy remota. En vez, se fue a la Universidad de Nueva York para estudiar composición musical. “Pero ahora, mientras más me entero de lo que pasaba allí, creo que no era el lugar para mí”, afirma Negrón, tras indicar que recientemente han salido a la luz “unos secretos de abusos y de unas prácticas contra las mujeres que se han estado haciendo por años”.
“Lamentablemente existen muchísimos ejemplos de eso en la academia y en los departamentos de arte y de música. Es que, con las estructuras de poder de esos departamentos, hay muchos patrones de abusos y ahora se están destapando varios, entre ellos, Juilliard. Tengo varias colegas que han sido afectadas por eso”, afirma la compositora, quien recuerda que, en una ocasión, le dijo a un compañero que iba a participar en un campamento de un mes a cargo del director del departamento de composición de esa institución y él le advirtió que tuviera cuidado.
“Él me dijo ‘ten mucho cuidado porque a esa persona no se le permite enseñar a mujeres en Juilliard. Yo no entendía cómo era posible que alguien permaneciera en un departamento como director si se sabe que las mujeres no pueden estudiar con él”, resalta Negrón, quien dice que, aunque personalmente no tuvo una mala experiencia, el sexismo se notaba.
“En la primera clase estaban moviendo una mesa del salón y le pregunté si podía ayudar y me dijo: “yes by getting out of the way’ (sí quitándote de en medio). Tuve suerte porque no me pasó nada más con él. Pero escribí en las redes sociales como una forma de solidaridad con mis compañeras y colegas compositoras porque tenemos que defendernos y protegernos constantemente, tenemos tener que estar todo el tiempo siendo excelentes, mucho más que cualquier compositor blanco”, denuncia la la artista, al resaltar que es una cultura muy arraigada en la academia.
“Para mí es importante la solidaridad, hablar de eso, porque yo tengo también mucho compromiso con la educación y con iniciativas de mentoría de jóvenes compositoras y después no sigan por esas razones”, lamenta la compositora, quien cree que pronto llegará otro movimiento parecido al “Me too”, pero del mundo de la música clásica.
Aportaciones recientes
Algunas de las instituciones que han comisionado y estrenado las composiciones de Angélica Negrón:
- Filarmónica de Los Ángeles
- Filarmónica de Nueva York
- Sinfónica de Seattle
- Orquesta Sinfónica Nacional
- Cuarteto Sō Percussion
- Cuarteto Kronos
- Conjunto vocal Roomful of Teeth
- Partitura original para la docuserie de la HBO “Menudo: Forever Young”.
De la misma forma, su música se ha estrenado en el Kennedy Center y en la Bienal de la Filarmónica de Nueva York, al igual que con la Orquesta Sinfónica de Dallas. Mientras que, en la isla, su música ha sido interpretada por la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico. Una de ellas es la obra “Me he perdido”, donde incorporó sonidos grabados con instrumentos típicos de gamelán, una variedad de gongs e instrumentos de percusión de bronce o latón.