Cabildeo por la igualdad

En este nuevo espacio de Opinión, algunos aspirantes a puestos electivos serán invitados a presentar propuestas para atender retos medulares del país, de cara a los comicios generales. En esta ocasión, los precandidatos a comisionado residente en Washington por el Partido Nuevo Progresista (PNP) exponen iniciativas para lograr respuestas afirmativas para Puerto Rico desde el Congreso federal.

Coto a la desigualdad sistémica

La historia de Puerto Rico está marcada por más de cinco siglos de colonialismo, primero bajo España y luego bajo Estados Unidos. La Organización de las Naciones Unidas define a una colonia como un territorio cuyo pueblo no ha alcanzado un pleno nivel de autogobierno, descripción que lamentablemente retrata la realidad de Puerto Rico. Aceptar esta condición colonial, o negar su existencia, no es solo un acto de humillación, sino propiciar el discrimen que padecemos. Esta prolongada condición ha relegado a los puertorriqueños a un estatus de desigualdad, especialmente frente a los estados y, en ciertos aspectos, ante otros territorios de Estados Unidos.

Los puertorriqueños lidiamos con desventajas económicas tangibles, evidenciadas en programas federales como el Seguro Social Suplementario (SSI), Asistencia Nutricional (SNAP), Medicare y Medicaid, el Crédito por Menores Dependientes, entre otros, donde recibimos menos beneficios que si fuéramos tratados igual que los estados o incluso otros territorios como las Islas Vírgenes. Solo en estos perdemos alrededor de $9,000 millones anuales para los adultos mayores, las personas con diversidad funcional, los trabajadores, las familias y los pacientes. Esta desigualdad se traduce en menos recursos para servicios esenciales, afectando desproporcionadamente a los más vulnerables. Es esta discriminación la que nos convoca a un urgente llamado a la acción: la lucha por la igualdad, un imperativo de justicia y derechos civiles que responde al clamor del pueblo manifestado en las urnas.

Como Comisionado Residente en Washington, propongo una estrategia concreta para enfrentar esta desigualdad sistémica. En la actualidad, cerca de un centenar de expertos están elaborando junto a mí una guía adaptada de acción inteligente para delinear los pasos de nuestra agenda en la capital. Este novel esfuerzo producirá beneficiosos resultados durante nuestra gestión. La búsqueda de la igualdad es la plataforma que sirve de punta de lanza y nos da la fuerza moral para exigir lo que nos corresponde y cerrar la brecha.

El núcleo de nuestra propuesta se centra en la igualdad de trato en todos los programas federales, siguiendo los principios fundacionales de los Estados Unidos de que todos somos creados iguales y merecemos derechos inalienables, incluido el derecho al voto y a elegir nuestro gobierno. Es más fácil y hace sentido pretender trato igualitario que preferente. Ningún congresista nos aventajará en el neto frente a su distrito. Por ejemplo, buscaremos ventaja económica mediante la creación de oportunidades, para estados y territorios, en áreas claves como investigación y desarrollo, industrias de farmacéutica y tecnología avanzada, el fortalecimiento de pequeñas y medianas empresas, y la promoción de los sectores agrícolas y cooperativistas. Cientos de otros enfoques y proyectos fundados en la igualdad se irán comunicando en los próximos meses.

Para lograr estos objetivos, proponemos la creación de 435 comités de enlace, uno por cada distrito congresional, para promover la colaboración en temas de interés mutuo. Esta estrategia está diseñada para ser adaptable a cualquier configuración política que enfrentemos a nivel nacional en los próximos 12 años, ya sea bajo administraciones demócratas, republicanas o mixtas. En ese lapso de tiempo tendremos la oportunidad de adelantar cada objetivo, efectivamente.

El camino hacia la descolonización y el trato equitativo en todos los programas federales es largo y desafiante, pero es un camino que debemos transitar juntos, fortalecidos por la voluntad del pueblo puertorriqueño y el imperativo moral de justicia social. La igualdad no es solo un destino, es el propio camino.

Hago un llamado a la acción para que como pueblo avancemos por este camino. Es un llamado que resuena con los valores fundamentales de plena democracia y equidad.

Quien se une a esta causa no solo aboga por un cambio político y socioeconómico; aboga por levantar nuestra voz, nuestra frente, nuestros derechos y darnos a respetar.

Freno al inmovilismo colonial

Por décadas, la estrategia de aquellos que apoyan el inmovilismo colonial, o de quienes han ocupado posiciones con el único fin de adelantar agendas políticas personales, ha sido ir a Washington a pedir y pedir, en algunos casos abogando por ese irreal “mejor de dos mundos,” con todos los derechos de la ciudadanía americana, pero sin sus responsabilidades. Por demasiados años, como pueblo, nos hemos conformado con celebrar supuestos logros que no son más que meras migajas o parchos temporeros en el quebrado tejido colonial.

Como estadista y veterano, no puedo cruzarme de brazos ante esta indigna ciudadanía de segunda clase que nos condena como pueblo a un presente y futuro marcado en la desigualdad. Como Comisionado Residente, enfrentaré estos grandes retos con la misma pasión y entereza con la que he luchado toda mi vida. No iré al Congreso a pedir ni a mendigar, sino a exigir la igualdad plena a la que como ciudadanos americanos tenemos derecho. Esa igualdad que es sólo una, con todos sus derechos y privilegios, pero también responsabilidades y que sólo la estadidad puede garantizar. Tampoco iré a improvisar ni a aprender. Conozco el Gobierno Federal, sus agencias y cómo funciona el Congreso, no en teoría sino en la práctica, pues me he desempeñado por muchos años en este complejo ambiente, al más alto nivel del Pentágono. Las estrategias para lograr la igualdad tendrán que ajustarse a la realidad política local y nacional del momento, pero mi misión seguirá siendo la misma: lograr la igualdad plena bajo la estadidad.

Trabajaré sin descanso para crear un futuro digno para Puerto Rico, donde nuestros hijos crezcan en un entorno de igualdad y prosperidad. Un Puerto Rico que progrese consistentemente y de manera sostenible, que sea altamente competitivo a nivel nacional y global, así con una estabilidad política y económica que atraiga mayores posibilidades de desarrollo e inversión. Un Puerto Rico donde nuestros jóvenes y profesionales no tengan que mudarse a los estados en busca de las oportunidades que su tierra no les ofrece y que, por el contrario, provea los atractivos necesarios para que los millones de puertorriqueños que se han visto forzados a abandonar su Isla tengan la fortuna real de volver a casa.

Trabajaré por un Puerto Rico donde nuestros veteranos y sus familias reciban el mismo trato y respeto que reciben sus contrapartes en los estados y donde nuestros adultos mayores tengan acceso a servicios de salud de primera calidad. Un Puerto Rico donde se alcancen las metas establecidas para una generación e infraestructura energética asequible, confiable y respetuosa del medio ambiente. Un Puerto Rico donde florezca la democracia plenamente, donde podamos votar por nuestro presidente y comandante en jefe de nuestros hombres y mujeres en uniforme, donde tengamos representación proporcional y con voto en el Congreso y donde el gobierno federal no pueda imponernos unilateralmente una Junta de Supervisión Fiscal antidemocrática que rige los destinos de nuestra isla sin el aval de aquellos que el pueblo eligió en las urnas. En fin, un Puerto Rico lleno de esperanza y optimismo, con la confianza y seguridad de un mejor porvenir.

Sé que ese Puerto Rico es alcanzable. Los grandes retos traen a su vez grandes coyunturas y Puerto Rico se encuentra ante una histórica y única. En tus manos está decidir, ejerciendo tu sagrado e indelegable derecho al voto. Si te conformas con más de lo mismo, te sobrarán opciones en la papeleta. Pero, si como yo, aspiras a más, mucho más, te pido que me honres con la oportunidad de representarte en Washington. Acompáñame en ésta, mi misión de vida. Con la ayuda de Dios, juntos forjaremos un Puerto Rico en plena igualdad y unión permanente con los Estados Unidos.

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