

7 de julio de 2025 - 1:48 PM
Durante años, la niña prodigio holandesa y favorita de las celebridades, Iris Van Herpen, ha estado a la vanguardia de la moda, creando alta costura a partir de fuentes inesperadas —hojas de plátano, granos de cacao e incluso polímeros impresos en 3D— mientras explora la intersección de la biología, el arte y el diseño.
La colección del lunes en la Semana de la Alta Costura de París, “Sympoiesis”, se sintió como la culminación de su incansable experimentación: un desfile que se atrevió a imaginar la ropa como organismo y artefacto a la vez.
En un oscuro escenario parisino, Van Herpen presentó una serie de vestidos de gasa hilados con fibras alternativas tan finas e insustanciales que parecían evocados del mismísimo aire.
En el corazón de la colección, un luminoso “vestido viviente”, animado por millones de algas bioluminiscentes, se apoderó discretamente de la escena.
Las algas, que prosperaban dentro de una matriz nutritiva moldeada a medida, brillaban en un azul eléctrico como si hubieran sido cosidas de las profundidades marinas, ofreciendo un espectáculo inquietante y cautivador que trascendía el mero artificio.
Por otra parte, Van Herpen presentó vestidos de novia elaborados con bioproteína cultivada en laboratorio, una fibra japonesa futurista, biodegradable e infinitamente reciclable: un vistazo a una industria de la moda reinventada para una nueva era.
Si bien el desfile deslumbró, también subrayó una hazaña poco común en la alta costura moderna: la independencia. En un mundo donde la mayoría de los diseñadores dependen de grupos multimillonarios para financiar sus sueños, Van Herpen se mantiene prácticamente en solitario, prosperando al margen de gigantes como LVMH Moët Hennessy Louis Vuitton y Kering.
Sus creaciones se han convertido en imanes para la realeza del pop y quienes rompen las reglas: Lady Gaga, Beyoncé, Björk, Scarlett Johansson y Natalie Portman han lucido sus esculturales vestidos en los escenarios más importantes del mundo.
En la Met Gala, Hailee Steinfeld deslumbró con un vestido de Van Herpen hecho con plástico del océano. Dove Cameron brilló con su trabajo en 2022.
El poder de las estrellas ayuda a sostener el taller, pero es la invención la que define su legado. Mientras que muchas independientes han desaparecido del calendario de la alta costura, Van Herpen sobrevive gracias a su constante apuesta por lo seguro.
Cada temporada, demuestra que la verdadera originalidad no solo es posible, sino esencial, en París. Al aprovechar organismos vivos y textiles innovadores, la última colección de Van Herpen redobla su apuesta por su filosofía distintiva: la alta costura no solo como espectáculo o habilidad, sino como una pregunta abierta: ¿en qué se convertirán la moda y la naturaleza a continuación?
En un mundo obsesionado con el espectáculo, Van Herpen continúa preguntándose no solo qué vestimos, sino también cómo cuidamos del mundo que lo hace posible.
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