

17 de agosto de 2025 - 11:10 PM
El distrito escolar de Hartford, Connecticut, lanzó una nueva convocatoria del programa Paso a Paso para continuar reclutando maestros puertorriqueños con el fin de cubrir vacantes y atender la diversidad cultural en sus salones de clase.
La iniciativa procura contratar docentes, principalmente, en las siguientes áreas: primaria bilingüe, idiomas, matemáticas, ciencias, educación especial y Enseñanza del Inglés a Hablantes de Otras Lenguas (TESOL, en inglés).
El propósito es diversificar la comunidad escolar de 16,000 estudiantes, donde el 85% de los alumnos son de raza negra, hispana o indígena (mayormente jamaiquinos y puertorriqueños), y el 21% no domina el inglés como primer idioma. A nivel estatal, el 8% de la población es puertorriqueña.
El distrito tiene 39 escuelas entre las modalidades comunitarias, vecinales y magneto, que son especializadas en temáticas. Aunque durante el inicio de este semestre escolar pudieron contratar 77 nuevos educadores, quedan casi 97 puestos de maestros certificados a tiempo completo que siguen sin cubrirse, lo que equivale a tres maestros por escuela. De las vacantes, 17 son para maestros de salón hogar y el resto para maestros en materias específicas.
“No se trata de dejar a la isla sin maestros, sino de que los educadores se sientan respetados, sean capaces de innovar y que nuestros estudiantes se puedan ver reflejados en ellos”, explicó la puertorriqueña Leslie Torres Rodríguez, superintendente saliente de las escuelas públicas de Hartford.
Paso a Paso fue un proyecto piloto que Torres Rodríguez, oriunda de Santa Isabel, fundó en 2019 para atender la llegada de 459 estudiantes puertorriqueños a su distrito posterior al huracán María, período en el que emigraron 300,000 boricuas a Estados Unidos.
Sin embargo, la estrategia podría tener efectos en Puerto Rico, donde el Departamento de Educación (DE) lidia aún con falta de maestros en materias importantes y busca fortalecer la educación bilingüe.
“No es nuevo. Siempre la isla ha sido eje de talento con el tema del bilingüismo, hemos visto muchos intentos de otras jurisdicciones de reclutar a nuestros maestros y, sí, uno mira para el otro lado y ve territorios con muy buena paga y beneficios para ellos”, reconoció el secretario de Educación, Eliezer Ramos Parés, en entrevista con El Nuevo Día.
A principios de julio, el DE confirmó que había 600 vacantes de maestros. Una semana después, anunció que solo restaban 160 por llenar. Este martes pasado, un día previo al inicio de clases en las escuelas públicas, solo quedaban de 20 a 30 plazas vacías, pero “la cifra va a fluctuar las primeras semanas, según los maestros renuncien o lleguen con licencias militares, de maternidad, entre otros”, resaltó Ramos Parés.
El DE necesita, principalmente, maestros de educación especial. También, de Español y Ciencias para escuela superior. “Inglés sigue siendo una materia difícil de reclutamiento, aunque tenemos varias academias corriendo a la vez para que los maestros se preparen en la materia”, explicó el secretario.
Entre las nuevas iniciativas de la agencia se encuentra, precisamente, la creación de un programa de educación bilingüe. Este semestre se sumaron 24 escuelas, a las 32 que ya tienen currículos bilingües. Aproximadamente 40 de ellas tendrán clases en la proporción 80% español y 20% inglés, y unas 16 en la proporción 50/50.
“Sigue siendo preocupante este tipo de programas porque se llevan a los maestros que tienen experiencia, la mayoría de los que tenemos cubriendo las plazas no han culminado sus certificaciones”, lamentó, por su parte, el vicepresidente de la Federación de Maestros de Puerto Rico (FMPR), Miguel Rivera González.
El proyecto le ofrece a los aplicantes que se trasladen a Hartford salarios que van desde $47,463 hasta $106,672 anuales, según su preparación. Deben obtener la certificaciones correspondientes de Connecticut, trámite que les facilita el programa.
“Más allá del dinero, siento que valoran y respetan mi profesión. Me encantaba mi trabajo en Puerto Rico, pero los procesos burocráticos allá drenan”, señaló Vanessa Hernández Claudio, reclutada en 2021 para laborar en Connecticut, en entrevista con este medio.
Hernández Claudio, natural de Vega Alta, fue pedagoga durante 14 años en el mismo municipio. Actualmente, es educadora de primer grado en la escuela Burns Latino Studies en Hartford, donde ofrece sus cursos un 80% en español y un 20% en inglés.
“Este programa es fundamental porque los niños llegan asustados a una situación cultural que no entienden, pero al encontrar una persona que es como ellos, el proceso de aprendizaje se les hace mucho más fácil”, continuó la vegalteña.
A los maestros reclutados se le otorga plan de salud, seguro de vida, condonación de préstamos estudiantiles y, a los que habiten en Hartford, un diferencial por residencia de 3% del salario base.
A los aplicantes también se les brinda mentoría por parte del personal de las escuelas en las que son ubicados, membresía pagada de la Asociación de Administradores y Superintendentes Latinos de Connecticut, oportunidad de participar en los consejos del gobierno escolar y equipo portátil, entre otros beneficios.
“Estuvieron conmigo antes, durante y después del proceso. Siempre ha existido una comunicación clara, profesional y un apoyo emocional con los líderes del distrito”, relató Delbert Alvarado Franceschi, reclutado en 2023 después de fungir nueve años como maestro de inglés en Ponce.
El ponceño fue colocado en Burr Middle School y afirmó que no desea regresar a la isla. Al maestro le cubrieron los gastos económicos para su traslado a la ciudad.
A pesar de ello, la superintendente Torres Rodríguez explicó que actualmente no se ofrece esa ayuda económica de traslado, pues no pudieron llegar a un acuerdo de incentivos con la unión de maestros del distrito.
El salario de un maestro nuevo en Connecticut ronda los $49,860, pero el ingreso promedio de un educador en el estado es de $86,511, uno de los más altos en Estados Unidos. Esto se debe, en gran parte, a que Connecticut es una de las jurisdicciones con el costo de vida más caro en Estados Unidos.
En ambos territorios el contrato de los maestros es de 10 meses, pero en la isla, el escenario es distinto. El salario base de los maestros es de $2,775 mensuales.
Ramos Parés aseguró que trabajan en mejorar la retención de maestros.
“Tenemos unos de los salarios más bajos, pero estamos trabajando con retener a los maestros. Luego del ‘back to school’ retomaremos alternativas relacionadas con posibles aumentos salariales según las clasificaciones del magisterio, los años de experiencia y la buena ejecutoria del educador en el departamento”, aseguró el secretario del DE.
El titular hizo referencia al Proyecto del Senado 326, que propone actualizar la escala salarial de los maestros, fijando un sueldo según el grado académico de cada docente (bachillerato, maestría y doctorado). La medida fue referida a la Comisión de Educación, Arte y Cultura.
Otro reto que persiste para los educadores en la isla es la Ley de Carrera Magisterial, causante de que educadores con maestría y doctorado no tengan un aumento salarial hace años.
“El problema es que a los maestros jóvenes no les interesa activar su carrera magisterial porque saben que al final de la misma no tendrán un retiro digno, y prefieren estar unos años y sustentarse teniendo otro trabajo, o irse de la isla”, opinó el vicepresidente de la FMPR.
Durante el primer año del proyecto Paso a Paso, los líderes del distrito viajaron a la isla para dar orientaciones en Ponce, Mayagüez y San Juan. Lograron que aplicaran cinco maestros, de los cuales tres aceptaron, y se quedaron en Hartford, y uno regresó a la isla por complicaciones médicas de un familiar.
El segundo año “fue un éxito total, logramos aumentar a 14 los maestros reclutados y en 2023, a 16”, añadió Torres Rodríguez, quien espera que continúe el programa a su salida del cargo.
La comunicación directa con la Univesidad de Puerto Rico, la Universidad Interamericana y la Universidad Ana G. Méndez facilitó la contratación de algunos de estos maestros de nuevo ingreso, explicó. Hasta el momento, tienen un 90% de retención de los instructores contratados.
A primera vista, para Alvarado Franceschi, la mayor diferencia entre trabajar en Puerto Rico y en Hartford es que el distrito le provee siempre los recursos necesarios para ser exitoso.
“Específicamente en la filosofía educativa, que mantiene en el centro a los estudiantes, y eso se ve reflejado en las estrategias de manejo de clase y enseñanza”, recalcó, al señalar que los estudiantes están desesperadamente buscando estrategias que funcionen para ellos.
Por ejemplo, el maestro destacó que los salones de clase en la ciudad están habitados con distintos tipos de muebles, para que el alumno se siente donde esté cómodo, facilitando su proceso de aprendizaje individual.
Su método de enseñanza preferido se basa en cinco minutos de atención al educador y el resto de la clase el propio estudiante investiga el tema para, al final, hacer preguntas y analizarlo. Acentuó que es igual de importante enseñarle español e inglés a los jóvenes, sin hacerles creer que un idioma es más importante que el otro.
Por su parte, la educadora Hernández Claudio opinó que el tiempo lectivo se interrumpe demasiado en Puerto Rico con actividades que no se concentran en lo académico.
“Acá, una vez empiezan las clases no pueden pasar los padres, no hay interrupciones, incluso el pariente que quiera una reunión tiene que solicitarla a través de la administración y solo en el horario de trabajo del maestro”, relató.
La otra diferencia que destaca es la evaluación de los estudiantes. Subrayó que todos los alumnos de la ciudad, por grado, utilizan el mismo currículo, que está en una aplicación.
“Aquí no se evalúa constante como allá, aquí se da un tiempo y el estado mismo te da una prueba, que está en el ‘app’, y que toda la junta puede ver sin tú tener que mandar nada. No hay duplicidad de trabajo de tener que poner la información en un sitio, enviarla a otro, hacer papeleo…”, recordó con relación a los trámites en Puerto Rico.
Mientras, Ramos Parés enfatizó que hay que estimular a la clase magisterial, y que “no hay mejor estímulo que la compensación para que podamos tener maestros bilingües y, a su vez, puedan permanecer en el Departamento de Educación, en la isla y cerca de su familia”.
El programa Paso a Paso sirve de instrumento “para reclutar maestros altamente calificados y darle la oportunidad de crecer en un sistema donde la mayoría de los educadores son de color, pero son valorados”, concluyó la superintendente en Connecticut.
Torres Rodríguez culmina su cargo a finales de este mes tras ocho años, convirtiéndose en la tercera puertorriqueña que ha servido al puesto y la segunda profesional en ocuparlo por más tiempo. En su carta a la junta escolar, no detalló motivos concretos para su renuncia.
Las noticias explicadas de forma sencilla y directa para entender lo más importante del día.
Te invitamos a descargar cualquiera de estos navegadores para ver nuestras noticias: