El presidente Donald Trump está ordenando una importante reorganización del Consejo de Seguridad Nacional que reducirá su tamaño, provocará la salida de algunos funcionarios políticos y hará que muchos empleados gubernamentales de carrera regresen a sus agencias de origen, según dos funcionarios estadounidenses y una persona familiarizada con la reorganización.

Se espera que el número de empleados del NSC se reduzca significativamente, según los funcionarios, que solicitaron el anonimato para discutir el asunto sensible de personal.

La sacudida es solo la última gota que cae en el NSC, que está siendo remodelado dramáticamente después de la salida a principios de este mes del asesor de seguridad nacional de Trump, Mike Waltz, quien en muchos sentidos se había adherido a la política exterior republicana tradicional.

El secretario de Estado Marco Rubio ha estado sirviendo como asesor de seguridad nacional desde la salida de Waltz, quien fue nominado para servir como embajador de Trump ante las Naciones Unidas.

Se espera que la medida eleve la importancia del Departamento de Estado y el Pentágono para asesorar a Trump sobre importantes decisiones de política exterior. Pero, en última instancia, Trump confía en sus propios instintos por encima de todo cuando toma decisiones.

El NSC, creado durante la administración de Truman, es un brazo de la Casa Blanca encargado de asesorar y ayudar al presidente en materia de seguridad nacional y política exterior y coordinar entre varias agencias gubernamentales.

Trump se sintió frustrado en su primer mandato por los funcionarios políticos y asesores que, según él, obstaculizaron su agenda de “Estados Unidos Primero”.

Había aproximadamente 395 personas trabajando en el NSC, incluidos alrededor de 180 empleados de apoyo, según un funcionario. De 90 a 95 de los que están siendo despedidos son expertos en políticas o temas específicos que fueron enviados desde otras agencias gubernamentales. Se les dará la oportunidad de regresar a sus agencias de origen si lo desean.

Muchos de los funcionarios políticos también recibirán puestos en otros lugares de la administración, dijo el funcionario.

El NSC ha estado en un estado continuo de tumulto durante el inicio del segundo mandato de Trump en la Casa Blanca.

Waltz fue despedido semanas después de que Trump despidiera a varios funcionarios del NSC, solo un día después de que la influyente activista de extrema derecha Laura Loomer le expresara directamente sus preocupaciones sobre la lealtad del personal.

Y la Casa Blanca, a los pocos días de la administración, marginó a unos 160 ayudantes del NSC, enviándolos a casa mientras la administración revisaba el personal e intentaba alinearlo con la agenda de Trump. Los ayudantes eran empleados gubernamentales de carrera, comúnmente conocidos como “detailees”.

Esta última sacudida equivale a una “liquidación” del personal del NSC, con los “detailees” gubernamentales de carrera asignados al NSC siendo enviados de regreso a sus agencias de origen y varios funcionarios políticos siendo expulsados de sus puestos, según la persona familiarizada con la decisión.

Un funcionario de la Casa Blanca que habló bajo condición de anonimato confirmó que la revisión, reportada por primera vez por Axios, estaba en marcha, pero se negó a hacer más comentarios.

Waltz, durante su breve mandato al frente del NSC, fue objeto de fuertes críticas en marzo después de que se revelara que había agregado al periodista Jeffrey Goldberg a una cadena de texto privada en una aplicación de mensajería encriptada que se usó para discutir la planificación de una operación militar sensible contra los militantes hutíes en Yemen.

Waltz se ha responsabilizado de la creación de la cadena de texto, pero ha dicho que no sabe cómo terminó Goldberg incluido.

Loomer había alentado a Trump a purgar a los ayudantes que ella cree que no son lo suficientemente leales a la agenda “Make America Great Again”.

También se quejó a funcionarios de la administración simpatizantes de que Waltz dependía demasiado de los “neocons” - una abreviatura para los neoconservadores más belicistas dentro del Partido Republicano - así como de lo que ella percibía como tipos “no lo suficientemente MAGA”, dijo la persona.

No solo Loomer veía a Waltz con recelo. Era visto con cierto escepticismo por algunos en el mundo MAGA que veían al ex boina verde del ejército y congresista de tres mandatos demasiado atado al establishment de política exterior de Washington.

Sobre Rusia, Waltz compartía las preocupaciones de Trump sobre el alto precio de la extensa ayuda militar estadounidense a Ucrania. Pero Waltz también abogó por aislar diplomáticamente al presidente Vladimir Putin, una posición que no estaba en línea con Trump, quien ha visto al líder ruso, en ocasiones, con admiración por su astucia en las negociaciones con los predecesores de Trump.

Su retórica más belicista sobre Irán y China, incluida la política estadounidense hacia Taiwán, parecía cada vez más fuera de sintonía con Trump, quien - dejando de lado la retórica beligerante sobre la toma de Groenlandia de Dinamarca - se ha inclinado más hacia la contención militar y la diplomacia para enfrentar algunos de los problemas más desafiantes de Estados Unidos con adversarios.