

7 de julio de 2025 - 1:57 PM
Todo apuntaba a un día normal: Julián Ryan, de 27 años, había llegado a su hogar en Ingram, Texas, el pasado 3 de julio tras completar su jornada como lavaplatos. Sin embargo, en horas de la madrugada sintió el sonido de la puerta principal de su residencia, que estaba abriéndose a la fuerza por los furiosos golpes de agua del río Guadalupe.
En ese momento, según relata CNN, Ryan y su prometida, Cristina Wilson, buscaron a sus hijos -de 13 meses y 6 años- y los ubicaron sobre colchones para mantenerlos a salvo mientras flotaban. El agua ya les llegaba al pecho en lo que fue un trágico fin de semana del 4 de julio.
El nivel del agua seguía aumentando hasta que la puerta del dormitorio fue sellada por la presión desde el otro lado, haciendo que fuera imposible moverla. En un intento por salvar la vida de su familia, Ryan rompió una ventana y el vidrio le atravesó el brazo, cortándole una arteria.
Tras varios intentos infructuosos de llamada al 9-1-1, Ryan se dirigió a su familia por última vez: “Lo siento, no voy a sobrevivir. Los amo”.
Su hermana, Connie Salas, contó a CNN que Ryan falleció en los brazos de su madre. “Murió como un héroe”, compartió Salas, “y eso nunca pasará desapercibido”.
Según CNN, el condado de Kerr, donde se hospedaba la familia, recibió la alerta de emergencia por inundaciones repentina a las 4:03 am. limitando quién podía ayudarlos y la rapidez con la que podían desplazarse.
Las recientes inundaciones en Texas ya han cobrado la vida de alrededor de 80 personas y docenas siguen desaparecidas, entre ellos una familia boricua proveniente de Naranjito.
Más temprano, el campamento Mystic también lamentó “la pérdida” de 27 campistas y consejeros en medio de la búsqueda de víctimas de las catastróficas inundaciones.
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