Dedham, Massachusetts— Un Niño Jesús yace en un pesebre en la nieve, envuelto en una manta plateada de emergencia y con las muñecas esposadas con bridas plásticas (zip ties). María está cerca, a las afueras de la iglesia de Lake Street en Evanston, en Illinois, con una máscara de gas de plástico y flanqueada por soldados romanos con chalecos tácticos con la etiqueta “ICE”.

En otro suburbio de Chicago, no lejos de una instalación del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, en inglés) que ha suscitado protestas por las detenciones, un cartel en el pesebre fuera de la iglesia Urban Village dice: “Debido a la actividad del ICE en nuestra comunidad, la Sagrada Familia está escondida”. Y a más de mil kilómetros de distancia, el Niño Jesús desapareció de un belén en la parroquia de Santa Susana en Dedham, Massachusetts, sustituido por un cartel pintado a mano: “ICE estuvo aquí”.

Estas y otras crudas reinterpretaciones del nacimiento de Cristo están suscitando elogios e indignación a medida que las iglesias convierten el retablo navideño en un comentario sobre la aplicación de las leyes federales de inmigración bajo la administración de Donald Trump. Sus creadores dicen que están colocando la antigua historia en un marco contemporáneo, retratando a la Sagrada Familia como refugiados para reflexionar sobre el miedo a la separación y la deportación que muchas familias -incluidos sus propios feligreses- están experimentando hoy en día.

Los partidarios de las representaciones afirman que la Biblia está de su parte, pero los detractores tachan las escenas de sacrílegas y políticamente divisivas, acusan a las iglesias de abusar de la imaginería sagrada y algunos sostienen que deberían perder su exención fiscal. La archidiócesis de Massachusetts ordenó que el pesebre debe ser “restaurado a su propósito sagrado apropiado”.

El debate se produce a medida que se intensifican las medidas de control de la inmigración en estados y ciudades cuyos dirigentes se oponen a ellas. Sólo en septiembre, un total combinado de al menos 2,000 personas fueron detenidas en Illinois y Massachusetts, según las cifras de detenciones federales publicadas por las autoridades de inmigración.

Para las iglesias, la Navidad es una época “en la que tenemos arte público en el césped y tenemos la oportunidad de decir algo”, dijo el reverendo Michael Woolf, ministro principal de Lake Street. Otro belén creado por la congregación bautista el año pasado mostraba a Jesús entre escombros, una “súplica por la paz” en Gaza.

Los feligreses de Santa Susana encerraron al niño Jesús en una jaula en 2018 para protestar por cómo la primera administración del presidente Donald Trump separaba a las familias en la frontera. Otro año, representaron al niño flotando en agua contaminada con plástico para llamar la atención sobre el cambio climático.

El arzobispo de Boston, Richard Henning, ordenó retirar la exposición de este año. Hasta el jueves, el padre Steve Josoma había solicitado una reunión y aún no había cumplido la orden.

“El pueblo de Dios tiene derecho a esperar que, cuando acuda a la iglesia, encuentre auténticas oportunidades para la oración y el culto católico, no mensajes políticos divisivos”, declaró un portavoz diocesano.

Algunos activistas católicos quieren que se castigue al sacerdote.

“Esto es realmente un grave escándalo para los católicos, y creo que está jugando con fuego”, dijo C.J. Doyle, director de la Liga de Acción Católica de Massachusetts. “El arzobispo puede destituirlo como párroco, suspenderlo del ministerio activo - incluso puede cerrar la parroquia y vender la propiedad justo debajo de él”.

Josoma dijo que el propósito de la muestra es ir “más allá de las estáticas figuras tradicionales y evocar emoción y diálogo” en respuesta al miedo que muchos feligreses afrontan a medida que las fuerzas federales detienen a más de inmigrantes indocumentados, barriendo a residentes legales desde hace mucho tiempo y sembrando la ansiedad.

En Illinois, la campaña de detenciones ha dejado a transeúntes asfixiados por aerosoles químicos y a niños traumatizados al ver cómo se llevaban a vecinos y profesores, lo que ha dado lugar a investigaciones estatales y locales.

“Queríamos reflejar la realidad que vive nuestra comunidad”, Jillian Westerfield, ministra asociada de la Iglesia Metodista Unida de Evanston.

Después de que la figura de José se viniera abajo y resultara dañada, dejando a María sola con el bebé, colocaron un cartel explicativo: “José no sobrevivió. Celebramos este espaciopara honrar y recordar a todas las víctimas del terror de las fuerzas de inmigración”.

Los críticos, o bien no comprenden plenamente el mensaje, o bien “lo encuentran realmente desafiante para su conciencia y arremeten contra el arte en lugar de comprometerse con el mensaje real”, afirma Westerfield.

Phil Mandeville, que forma parte del Consejo Parroquial de Santa Susana y coordina un comité de apoyo a los refugiados de varias iglesias, dijo que las relaciones de larga data hacen que la parroquia esté decidida a mantener la exposición.

El comité ha trabajado con unas diez familias de refugiados desde 2019, ayudándoles a encontrar vivienda, matricularse en la escuela, aprender inglés y conseguir trabajo. Gran parte del esfuerzo se realiza en colaboración con el gobierno federal, que somete a las familias a un exhaustivo proceso de investigación antes de su llegada, dijo.

“Sólo para recalcar la razón de todo esto: no es una maniobra”, dijo Mandeville. “Trabajamos a diario con refugiados. Pero la gente se enfada por un poco de yeso. A mí me importan más las personas que la escena de un pesebre. Entiendo lo que representa; no entiendo por qué nadie se preocupa por estos seres humanos”.

“Fíjate en el Evangelio justo antes de que ejecutaran a Cristo: eso era política”, añadió. “Siempre nos enseñaron: cuando no estés seguro de cómo actuar, pregúntate: ‘¿Qué haría Cristo? Ahora estamos haciendo eso, y no parece encajar”.

La controversia en Evanston atrajo a voluntarios de una sinagoga cercana, que se quedaron fuera durante los servicios de Lake Street para ayudar a los fieles a sentirse seguros. Las reacciones fuera de la iglesia de Dedham fueron muy diversas.

Walter Niland se hizo un selfie y manifestó su desacuerdo con la exhibición. “Creo que la Iglesia está exenta de impuestos”, dijo Niland, católico de un pueblo vecino. “Deberíamos hablar de asuntos espirituales, no de asuntos de división política”.

Otros acudieron a desafiar directamente a la parroquia, incluido un hombre que retransmitió en directo su intento de tirar de las puertas cerradas de la iglesia.

Steve Grieger, antiguo profesor de una escuela católica, condujo una hora desde Worcester para mostrar su apoyo.

“La Archidiócesis dice: ‘Oh no, eso va contra nuestra tradición’. Pues bien, vivimos tiempos totalmente anormales. No podemos proceder con normalidad”, dijo Grieger. “Si estamos siguiendo las escrituras de Jesús, entonces tenemos que reconocer que estas redadas del ICE, y todas estas cosas terribles que están sucediendo, están totalmente en contra de eso”.