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A 20 años del cese de los bombardeos de la Marina de EE.UU. reunió en la Isla Nena a activistas de la vieja guardia y a jóvenes que hoy mantienen viva la lucha

VIEQUES.- Donde antes sonaban bombas que masacraban la naturaleza, contaminaban el ambiente, estremecían estructuras y asfixiaban la vida de un pueblo, sonó el lunes otro tipo de bomba. Esta vez sonó, en cambio, la bomba puertorriqueña que, contrario a la militar, enaltece el ambiente, sacude almas y da vida al pueblo.

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