CABO ROJO.- De pie, en el marco de la puerta de lo que hace apenas dos semanas era su oficina, Dellymar Bernal Martínez intenta esconder detrás de una sonrisa su incertidumbre al ver la magnitud de los daños. El lodo inunda el lugar, el escritorio en una esquina perdió su forma y el sofá azul volcado sobre una mesa aún luce húmedo. Solo dos marcos con fotos de perros y gatos quedan intactos.