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José Pietri Santos, hombre encamado, de 99 años, acabados de cumplir este martes, vecino del barrio Ensenada, donde aún hay decenas de familias sin servicio eléctrico.
José Pietri Santos, hombre encamado, de 99 años, acabados de cumplir este martes, vecino del barrio Ensenada, donde aún hay decenas de familias sin servicio eléctrico. (Carlos Rivera Giusti)

GUÁNICA.- Waldemar Prieti, de 55 años, regresaba el miércoles a su casa, en el sector Guaypao del barrio Ensenada de este municipio, luego de buscar en la farmacia los medicamentos que toma su padre diariamente, unos siete u ocho frascos. José Prieti Santos, el papá, tiene 99 años cumplidos el martes.

Durante el trayecto para llegar a su hogar por las pasadas dos semanas y media, Waldemar ha tenido que bordear un poste de tendido eléctrico que se cayó con el huracán Fiona y no ha sido reparado. En ese sector, decenas de familias -la mayoría compuestas por adultos mayores- permanecen sin el servicio de energía eléctrica.

José pasa la mayor parte de sus días en una cama de posiciones, que Waldemar tuvo que mover temporalmente al área de la sala de su casa, donde recibió a El Nuevo Día. “Es bien difícil, bien difícil. Ese es su cuarto, pero lo sacamos acá, porque aquí se siente más fresco”, relató el hijo, señalando hacia la habitación de su padre.

La nueva rutina de Waldemar para el cuidado de su papá incluye una parada en una estación de gasolina, para pagar entre $20 y $25 diarios de consumo de un generador de electricidad que alivia, por un par de horas, la agobiante realidad que implica el vivir sin el servicio básico de luz.

“Él sufre del corazón, alta presión, es paciente de anemia, tiene problemas de la próstata, tiene como siete u ocho medicamentos”, explicó el hijo en torno a las condiciones de salud de su padre.

“Lo veo un poquito más delicado desde que estamos sin luz. […] Cuando hay energía eléctrica, él se mantiene más activo, porque le tenemos el abanico todo el día allí, le tenemos el radiecito, pero ahora, no sé si es el calor, que duerme mucho ahora”, manifestó.

Hasta el miércoles de la pasada semana, Guánica continuaba completamente a oscuras tras el paso del huracán Fiona. El miércoles, la información que tenía disponible el alcalde Ismael “Titi” Rodríguez era que alrededor de un 80% del municipio ya tenía restablecido el servicio de energía eléctrica. “Ochenta por ciento con inestabilidad es lo que tenemos actualmente”, dijo el alcalde a este medio, al tiempo que detalló las zonas que todavía no tenían luz este miércoles y otras con problemas en el servicio luego de haber sido energizadas.

“Nos falta el barrio Magueyes completo, y tenemos muchos bolsillos, tenemos situaciones en el barrio La Laguna, de bajo voltaje y bolsillos sin servicio eléctrico. En la (comunidad) Joya de Santa Rita, también hubo una situación en el día de ayer (martes) donde los vecinos se han comunicado con nosotros, hay varios bolsillos también. En el barrio Fuig, tenemos varias calles de ese barrio que también están sin servicio, la calle 4, la calle 7, la calle 10″, sostuvo el ejecutivo municipal.

Rodríguez añadió que gran parte del sector Guaypao -donde residen Waldemar, su padre y otras decenas de familias- continuaba sin luz debido al poste caído que continuaba allí, pese a que la carretera principal que conectaba hacia ese sector ya había sido energizada. El alcalde no tenía información sobre cuándo regresaría una brigada de LUMA Energy a atender ese asunto. La empresa tampoco respondió una petición de información de este medio en torno a cuántas brigadas había el miércoles en Guánica y cuántos clientes había energizados.

En el casco urbano de Guánica, parte de la calle José Nazario continuaba sin luz en espera de que dos postes fueran remplazados, indicó el alcalde. En la urbanización Santa Clara, por otro lado, había unas siete residencias sin el servicio. También, había familias sin luz en el sector Las Latas. “Ha sido desesperante, especialmente el barrio Magueyes completo, que todavía sigue sin el servicio, hay mucha frustración, desesperanza”, manifestó el alcalde.

“No se justifica. Yo entiendo -y he sido claro- de que aquí lo que hace falta es recursos humanos y que las brigadas trabajaran con urgencia la problemática de nuestro pueblo de Guánica”, agregó.

En el sector Guaypao, Leyda Martínez se asomaba con ansias a la intersección con la calle principal, a la espera de alguna brigada de LUMA o algún equipo subcontratado por la empresa, que se encargara de la remoción del poste caído y la energización de esa zona. “De verdad que yo estoy bien deprimida, yo me siento bien deprimida”, compartió la mujer de 66 años.

En su hogar, Leyda cuida de su madre, una mujer de 93 años en silla de ruedas. “Necesitamos tenerla bien, con luz”, urgió la mujer, con quien reside también su esposo, de 67 años. “Me siento como si nos hubiesen abandonado”.

Durante el recorrido de El Nuevo Día, se constató la presencia de solo una brigada en Guánica, correspondiente a una subcontratación de LUMA, que realizaba la reparación de un poste y líneas principales de transmisión en el puente hacia el barrio Magueyes.

En ese mismo sector, reside Miriam Montalvo, de 70 años, que junto a Leyda y otros residentes esperaban por la llegada de una brigada que los asistiera, al tiempo que se agotaba la paciencia, y el dinero. “Yo he gasta’o como de $400 a $600″, aseguró en referencia a la compra de gasolina para un generador de electricidad y otros gastos como alimentos, luego de perder todo lo que tenía en la nevera.

Pero ni aún así, Montalvo -quien es diabética- no pudo salvar sus frascos de insulina, relató. “No me estoy poniendo nada”, indicó. “Las que tenía se me dañaron. No había luz, y eso necesita nevera”.

Desde el paso de Fiona y la interrupción del servicio de energía eléctrica en Guánica, Dionisio Rodríguez Vargas, de 83 años, también ha tenido que gastar $20 diarios para, al menos, encender un par de horas al día su generador de electricidad.

“Yo soy operado de cáncer en el colon, me estoy tratando de la próstata, y aparte de eso, la presión (arterial) y un poquito más de cada cosa”, contó. Dionisio es también el cuidador de un hijo adulto que es paciente de salud mental. “Yo me quejo por otros”, expresó.

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