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Tercera generación de billeteros en Aguas Buenas: una pasión que corre en la sangre

Orlando Reyes Torres lleva más de 33 años en el oficio, y vive orgulloso de haber echado adelante a su familia haciendo lo que más disfruta

10 de noviembre de 2022 - 11:40 PM

Nota de archivo
Esta historia fue publicada hace más de 2 años.
Reyes Torres tiene su puesto de venta de Lotería al lado de la Farmacia Monserrate, en el centro urbano de Aguas Buenas. (Suministrada)

“Todo lo que tengo se lo debo a esto”.

Orgulloso del giro que dio su vida cuando decidió dedicarse a la venta de Lotería hace más de 33 años, Orlando Reyes Torres rememora sus vivencias en la faena que le ha permitido sostener a su familia, al igual que hicieron su abuelo y su padre.

“Vengo de una familia de generación de vendedores de Lotería. Mi abuelo y mi papá vendían, mis hermanos actualmente venden y mi esposa también. Llegué a vender Lotería por accidente. No era lo que yo quería ni estaba en mis planes, pero una mañana, cuando era soltero, mi mamá me dice que le llevara desayuno a papi donde él vendía sus billetes y, desde ese día, renuncié a mi trabajo y me quedé acompañando a mi papá”, relató Reyes Torres.

Y fue así que comenzó a ganarse la simpatía de los clientes y a enamorarse del oficio que ejerce al lado de la Farmacia Monserrate, ubicada en el casco urbano de Aguas Buenas. Para entonces, su padre, Pascual Reyes López, decidió mudar su negocio al vecino pueblo de Cidra.

“Como el negocio estaba ya establecido y yo tenía muchos clientes, decidí quedarme. Me gustó estar con la gente, hacer relaciones. Aquí todo el mundo me conoce. Son 33 años ya establecido, aunque llevo más tiempo con licencia. Hasta ahora, ha sido el pan nuestro de cada día mío y de mi familia, y a mucho orgullo”, afirmó el hombre de 59 años.

De las anécdotas que más recuerda en su rol como vendedor de billetes, fue el día que conoció a su hoy esposa, María Báez. “Estando yo en este negocio, tenía que ir a la cooperativa para sacar giros para comprar los billetes. En aquel entonces, era con giro, y ahí conocí a mi esposa, me enamoré de ella, se enamoró de mí, y nos casamos”, contó.

“Mi papá nos criaba a seis hijos con la Lotería. Yo nunca más he tenido otro tipo de negocio. Tengo mi esposa, que se dedicó a criar a mis dos hijos. Mi hija Astrid M. Reyes Báez es licenciada, pasó la reválida, juramentó y está trabajando, y mi hijo menor, Ricardo Reyes Báez, se graduó de hojalatería y está estudiando mecánica. Ambos estudiaron en colegio. Este negocio me ha dado para todo eso”, afirmó Reyes Torres, quien precisó que Báez tiene su puesto en el correo postal de Juncos.

Y ¿cuántos billetes ganadores ha vendido? Él lo recuerda, claramente. Sin embargo, aseguró que no revela nombres ni cantidades de dinero que sus clientes se hayan llevado.

“Vendí el premio mayor en una ocasión, y el último que vendí, lo vendí en pedazos. Fue un señor que estaba a punto de perder su casa, y le vendí los últimos siete pedazos que me quedaban, que los iba a coger para mí. Se los vendí, y se pegó con $70,000. He pegado a mucha gente, pero tengo una política y es que nunca digo que vendí un premio, ni a quién. Eso es un secreto”, comentó Reyes Torres.

“Le digo a la gente: ‘no tienes que jugar mucho, juégate cinco pesitos’. La suerte te está buscando, pero no sabes cuándo te va a llegar. Juégate dos pesitos, juega $5, lo que puedas. Si quieren de un número $2, eso es lo que te voy a vender”, agregó.

Pero, a Reyes Torres, no solo le interesa vender billetes de Lotería, sino que, además, busca que cada cliente disfrute la experiencia.

“La personalidad que adquirí aquí me ha ayudado mucho, la forma de ser con la gente, siempre estar disponible. Yo hablo duro, siempre estoy gritando y saludando. No importa lo que me queda aquí, vengo con buena energía y buen estado de ánimo. Nadie puede decir que me ha visto de mal humor aquí. Esta es mi área de trabajo, y yo la quiero mucho y así la respeto”, sostuvo.

A pesar de los años que lleva en su puesto, el billetero no contempla retirarse de la Lotería y dice que su pasión le mantendrá activo “hasta que Dios disponga”.

“Me queda energía y entusiasmo para seguir vendiendo billetes todavía porque lo hago con mucho orgullo. Mientras la Lotería exista y yo pueda ser vendedor, voy a estar ahí. Desde que empecé, no me he movido de aquí. Aquí estaré hasta que Dios quiera. Dios decide por mí”, concluyó el orgulloso vendedor.

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