

7 de septiembre de 2025 - 8:31 AM
Medellín - Luz Elena Galeano observa atentamente cómo buscaban en la tierra para tratar de encontrar ropa, documentos y fragmentos de huesos, con la esperanza de hallar una señal de su esposo, quien desapareció hace dos décadas durante el conflicto urbano que destrozó la ciudad colombiana de Medellín.
Ha sido un ritual diario para Galeano y otras 40 mujeres que se turnan para monitorear el suelo excavado de La Escombrera, un vertedero de escombros en las afueras de Medellín, donde se encontraron los restos de seis personas en los últimos ocho meses.
El esfuerzo es parte de un ambicioso proyecto forense de la Jurisdicción Especial para la Paz, un tribunal establecido en 2018 para investigar y enjuiciar los crímenes ocurridos durante el conflicto armado de Colombia, a menudo por grupos rebeldes que mantenían rehenes para pedir rescate.
The Associated Press obtuvo acceso a La Escombrera, donde las excavaciones que comenzaron en julio de 2024 han confirmado que el sitio es una fosa común, como las familias habían afirmado durante décadas.
“Todavía se podían ver las cuerdas con las que estaban atados y cómo estaban todos en posición fetal”, dijo Galeano, de 61 años, quien ha estado buscando a su esposo desde que desapareció en 2008.
Nadie sabe cuántos cuerpos más podría haber allí, pero se ha informado de la desaparición de casi 500 personas en esa parte de la ciudad desde la década de 1970.
“El descubrimiento de restos humanos fue muy importante para que el país supiera que no estamos locos, que no somos mentirosos”, dijo Galeano, portavoz de Mujeres Caminando por la Verdad, una organización para víctimas de desapariciones forzadas en Medellín fundada en 2022.
Estas familias se han convertido en un símbolo de la búsqueda de las más de 120,000 personas que desaparecieron en Colombia entre 1985 y 2016.
Galeano está buscando a su esposo, Luis Javier Laverde Salazar, a quien vio por última vez el 9 de diciembre de 2008. Su último contacto fue una llamada telefónica en la que le dijo que estaría en casa para cenar. Ella cree que está enterrado en La Escombrera y que fue desaparecido por paramilitares.
La Escombrera se encuentra en una ladera empinada en el distrito de la Comuna 13, una ubicación que alguna vez fue estratégica para el movimiento de drogas y armas. A fines de la década de 1990 y principios de la de 2000, fue disputada por guerrillas y paramilitares, grupos que surgieron para combatir a los insurgentes de izquierda, y estos últimos finalmente obtuvieron el control a principios de la década de 2000.
Entre 2001 y 2004, las fuerzas de seguridad colombianas llevaron a cabo 34 operaciones militares en la Comuna 13 en un intento de tomar el control. Algunas de estas operaciones han sido objeto de escrutinio debido a presuntas violaciones de derechos humanos contra la población civil, que han sido denunciadas por las víctimas y ahora están siendo investigadas por la Jurisdicción Especial para la Paz.
“La Escombrera fue una base paramilitar desde al menos mediados de 2002”, dijo el juez Gustavo Salazar, quien dirige la investigación con el tribunal especial. “Las personas detenidas por estos grupos fueron llevadas allí para ser interrogadas, torturadas o simplemente asesinadas y enterradas, bajo la creencia de que sus cuerpos nunca serían encontrados”.
Según Salazar, el período pico de desapariciones en 2002 coincide con el dominio de los paramilitares en la zona. Al mismo tiempo, se vertían residuos de construcción en La Escombrera, un sitio que antes se utilizaba para extraer arena antes de llenarse de escombros. Si bien cree que los paramilitares son los probables autores, no descarta la posibilidad de que otros grupos ilegales también ocultaran cuerpos allí.
Ex paramilitares, que han participado en el proceso de paz desde 2003, han admitido haber matado y enterrado personas en La Escombrera. Posteriormente fueron condenados.
El tribunal utilizó estos testimonios, junto con las investigaciones de la Fiscalía General y las imágenes de satélite, para definir el área de excavación a principios de 2020, un hito importante después de un intento fallido de excavación por parte de la Fiscalía General en 2015.
Salazar dijo que el tribunal está investigando la presunta participación de miembros de las fuerzas de seguridad con grupos paramilitares, pero hasta la fecha no se han presentado cargos en el caso de La Escombrera.
Margarita Restrepo, de 62 años, vive con el temor de que su hija Carol, de 17 años, esté enterrada en La Escombrera, un sitio que puede ver desde su casa todos los días. La idea de que su hija pueda estar enterrada tan cerca de ella después de 23 años de búsqueda es angustiosa.
Carol desapareció el 25 de octubre de 2002, durante la Operación Orión, una operación militar en la Comuna 13 llevada a cabo por la policía, soldados y apoyo aéreo al inicio de la administración del entonces presidente Álvaro Uribe.
El descubrimiento de restos humanos en La Escombrera encendió un debate en Colombia. El partido conservador Centro Democrático defendió la política de seguridad de Uribe y la Operación Orión, argumentando que las desapariciones no ocurrieron entonces y acusando al tribunal de paz de oportunismo político.
Por el contrario, el presidente colombiano Gustavo Petro, el primer líder de izquierda del país, lo vio como una confirmación de la violencia estatal y paramilitar que ha condenado durante mucho tiempo.
El temor de Restrepo se reavivó en julio cuando se descubrieron dos cuerpos en La Escombrera. Uno, le dijeron, pertenecía a una joven de entre 16 y 18 años que tenía “dientes perfectos”, un detalle que coincide con su recuerdo de su hija. Ahora, espera los resultados forenses y de ADN.
Las autoridades han encontrado tumbas de tan solo 50 centímetros, pero con estructuras esqueléticas muy bien conservadas. Eso ha permitido que sean identificados y devueltos a sus familias.
En el futuro, cuando terminen las excavaciones en La Escombrera, las familias buscadoras quieren que se construya un monumento en honor a todos los desaparecidos.
“Queremos que todo este dolor quede plasmado allí... y que la historia se cuente de manera veraz y respetuosa al país”, dijo Restrepo.
A pesar de los esfuerzos de búsqueda en curso, las mujeres no están satisfechas.
“Desde 2001, hemos estado informando que puede haber más de 350 cuerpos, pero no hemos sido escuchadas”, dijo Galeano mientras miraba desde la cima del vertedero a una montaña vecina donde cree que hay fosas comunes que nunca han sido excavadas.
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