

5 de mayo de 2025 - 9:51 AM
Tallin, Estonia - Las conversaciones han tenido lugar en un ornamentado salón del Kremlin, sobre el pulido mármol de la Basílica de San Pedro y en una sesión notoriamente contenciosa en el Despacho Oval de la Casa Blanca.
Lo que ha surgido hasta ahora del empeño encabezado por Washington para poner fin a la guerra en Ucrania deja entrever un acuerdo que parece ser favorable a Rusia: el presidente Donald Trump ha reprendido severamente al presidente ucraniano Volodymyr Zelensky, ha repetido los puntos de vista del Kremlin y ha indicado que Kiev tendría que ceder territorio y renunciar a pertenecer a la OTAN. Además, ha entablado un acercamiento con Moscú que era impensable hace meses.
Más recientemente, Trump ha ofrecido señales mixtas —publicaciones en redes sociales que dejan entrever que tal vez el presidente ruso Vladímir Putin lo está manipulando —, y aún no se ha concretado un acuerdo.
Aunque hasta ahora la imagen ha sido favorable al Kremlin, las propuestas presentadas no se han concretado.
Y el miércoles, Washington y Kiev firmaron un acuerdo que le otorga a Estados Unidos acceso a los vastos recursos minerales de Ucrania, lo que podría permitir que continúe la ayuda militar al país en medio de los ataques continuos de Rusia.
Zelensky dijo el jueves que ese trato fue el primer resultado de su reunión “verdaderamente histórica” con Trump en el Vaticano antes del funeral del papa Francisco.
Un logro para el Kremlin es que Washington está hablando nuevamente con Moscú después de años de relaciones extremadamente tensas tras su invasión de Ucrania en 2022, y no sólo acerca de la guerra, indicó Nikolay Petrov, investigador sénior del New Eurasian Strategies Centre, un organismo de investigación.
Desde que comenzaron las conversaciones con funcionarios de Trump, funcionarios rusos y medios estatales intentaron subrayar que Ucrania solo era un tema en la vasta agenda de las “dos superpotencias”. Trump y Putin hablaron en marzo sobre Ucrania, pero también acerca de Oriente Medio, sobre detener la proliferación de armas estratégicas e incluso organizar partidos de hockey entre ambos países.
El principal canal de televisión estatal de Rusia informó que la reunión entre Putin y el enviado de Trump, Steve Witkoff, mostró que Moscú y Washington estaban construyendo juntos “una nueva estructura del mundo”.
En este sentido, “Putin ya obtuvo parte de lo que buscaba”, la imagen de que Rusia es un país que está al mismo nivel que Estados Unidos, manifestó Petrov.
Trump ha dicho que Crimea —la península ucraniana que Moscú se anexó ilegalmente en 2014— “permanecerá con Rusia”, y los esbozos de una propuesta de paz que su equipo presuntamente le presentó a Kiev el mes pasado aparentemente incluían permitir que el Kremlin mantuviera el control de otros territorios ucranianos ocupados.
Trump, quien tuvo una reunión contenciosa con Zelensky en el Despacho Oval el 28 de febrero, arremetió contra él por rechazar públicamente la idea de ceder tierras, y también indicó que era poco probable que Kiev se uniera en algún momento a la OTAN.
Todo esto refleja las posiciones que Moscú ha mantenido durante mucho tiempo, y el hecho de que Trump las repita deja entrever que la visión de su gobierno estaba alineada con la del Kremlin.
Trump también parece ejercer más presión sobre Kiev que sobre Moscú al intentar alcanzar un acuerdo de paz, y parece ansioso por volver a una relación más normal con Rusia y sus “grandes oportunidades de negocios”, observó Sam Greene de la universidad King’s College de Londres.
“¿Hay alguna parte de esto que no parezca una victoria para Rusia? No”, añadió Greene.
Pero hasta ahora todo esto se ha quedado solamente en el ámbito de la retórica, con los términos de un posible acuerdo aún muy “en el aire”, apunta Serguei Radchenko, historiador y profesor en la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados de la Universidad Johns Hopkins.
Además, todavía hay exigencias de Rusia y de Ucrania que serían difíciles de reconciliar en cualquier tipo de acuerdo de paz.
Ucrania se niega a ceder ni un fragmento de su territorio y quiere garantías de seguridad robustas contra futuras agresiones, lo que posiblemente involucraría un contingente de fuerzas de paz, algo sobre lo que un puñado de naciones europeas han estado conversando y que Rusia rechaza públicamente por considerarlo inviable.
A su vez, Moscú exige conservar el territorio que ha capturado, y también que Ucrania no se una a la OTAN. También quiere que Kiev se “desmilitarice”, que reduzca significativamente sus fuerzas armadas.
Radchenko considera que esto último es un gran obstáculo en las conversaciones de paz, porque un ejército fuerte y viable es importante para que Ucrania se defienda.
“Si hay restricciones sobre los tipos de armas que Ucrania puede recibir (de Occidente), o el tamaño del ejército, entonces será muy difícil lograr que ellos acepten este tipo de acuerdo”, expresó.
El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, aparentemente elevó aún más lo que está en juego esta semana al decir que el reconocimiento internacional de las regiones de Ucrania que el Kremlin se anexó era “imperativo” para que haya un acuerdo de paz.
Lograr eso sigue siendo incierto, dado que decenas de países han denunciado las anexiones, diciendo que constituyen una violación del derecho internacional.
Algunos analistas creen que a Putin le interesa prolongar la guerra y seguir obteniendo ganancias en el campo de batalla.
Trump, el vicepresidente JD Vance y el secretario de Estado Marco Rubio han amenazado con retirarse de la iniciativa para lograr la paz si no hay avances pronto.
Putin, en un aparente gesto de disposición para seguir hablando, anunció esta semana un alto el fuego de 72 horas a partir del 8 de mayo por el feriado del Día de la Victoria de Rusia. en el que se conmemora la derrota de la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial.
Zelensky desestimó el gesto, declarando que se trataba de un intento más de Putin de “manipulación” para mantener a Estados Unidos en vilo, y agregó que un alto el fuego debería comenzar de inmediato y durar más tiempo.
Greene señaló que el rublo ruso y los mercados han estado mejorando recientemente debido a las expectativas de que se concrete un acuerdo de paz y las empresas e inversores estadounidenses regresen a Rusia, “y podría haber un precio a pagar” por retirar el apoyo a eso.
La gran pregunta es qué sucederá en el campo de batalla si el gobierno de Trump se retira de la iniciativa de paz.
“Cuando el gobierno de Trump dice que se retirará, no sabemos qué significa eso. ¿Significa que se retiran de las negociaciones y siguen apoyando a Ucrania?”, preguntó Greene.
Greene indicó que Kiev probablemente no se siente seguro de que el retiro de Washington del proceso signifique que seguirá apoyando a Ucrania, y añadió que Moscú también podría no estar seguro de que el gobierno de Trump ponga fin a la ayuda.
“Creo que es muy difícil para el Kremlin calcular los riesgos de prolongar esto”, apuntó.
Y el secretario estadounidense del Tesoro, Scott Bessent, señaló que el acuerdo sobre los minerales “le deja ver claramente a Rusia que el gobierno de Trump está comprometido con un proceso de paz centrado en una Ucrania libre, soberana y próspera a largo plazo”.
Mucho depende de si Europa puede incrementar su participación y llenar cualquier vacío en la ayuda de Estados Unidos.
Si Trump se retira de la iniciativa de paz y aún procura la normalización de relaciones con Rusia, levantando sanciones, “esto equivaldría a un gran avance” para Putin, pero no es un hecho, señala Radchenko.
Lograr eso le sería muy difícil a Trump, ya que “hay muchas sanciones del Congreso que se fundamentan en la guerra en Ucrania”, agregó Greene.
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