

21 de diciembre de 2025 - 11:10 PM

A las 10:27 p.m. de octubre pasado, Javier Milei subió al escenario. Saco y corbata, contento y con una euforia medida: la sala estaba colmada de seguidores y, obviamente, fue recibido con vivas desde todos los sectores. Se hizo silencio y cantó una estrofa de una canción partidaria a capela. Hubo una arenga y empezó su discurso.
“Si vieras qué linda que está la Argentina. Y qué lindo le queda el violeta. El pueblo argentino decidió dejar atrás cien años de decadencia y persistir en el camino de la libertad, el progreso y el crecimiento”, dijo después de los agradecimientos. Fueron las primeras palabras del presidente a poco de confirmarse su triunfo en las elecciones de medio término, en las que se elige a la mitad de los diputados y un tercio de los senadores. Literalmente, tiñó el país de violeta, el color del partido que fundó y que lo llevó al sillón más importante del país: La Libertad Avanza.
Aquella noche porteña marcó el inicio formal de la segunda mitad del gobierno de Milei y también, el comienzo de una etapa en la que lo esperan desafíos de fondo. Se trata de remover placas tectónicas de la legislación y la regulación argentina, como la normativa laboral o el esquema impositivo.
“En su segunda mitad de mandato, el presidente Milei enfrenta el desafío de consolidar la estabilización macro con un programa con anclas y reglas claras –que evite una apreciación real persistente y permita acumular reservas– y una hoja de ruta de reformas que pase por el Congreso. Si no lo logra, quedará atrapado entre incertidumbre cambiaria/monetaria, crecimiento esquivo y dependencia de anuncios puntuales”, afirmó el economista Luis Secco, director de Perspectivas Económicas.
Milei, quien asumió la presidencia en 2023, transcurrió estos dos años con un objetivo primordial: bajar la inflación, un imperativo que él mismo se impuso y que fue el eje de toda su política de ajuste. Su plan fue dejar de emitir y cortar el gasto público, un objetivo que logró al mes de asumir y que no abandonó nunca más. Para poner el fenómeno en números, cuando asumió, la inflación cerraba el año en 211% y con una aceleración que seguramente terminaba en hiperinflación. En octubre, último dato publicado por el Indec, el organismo estadístico argentino, el índice de precios estuvo en 2.3% y el acumulado en los últimos 12 meses marcó 31.3%.
Con las cuentas en orden bajó la emisión monetaria y desarmó una compleja y onerosa estructura de deuda del Banco Central y sacó gran parte de las restricciones cambiarias. El riesgo país, un indicador que mide la diferencia en el interés que paga un país por su deuda (conocida como “la sobretasa”) en comparación al interés que paga por sus bonos a la Reserva Federal de los Estados Unidos, estaba en 2,600 puntos cuando ganó la presidencia, a fines de octubre de 2023. Actualmente, ronda los 600 y, justamente gracias a la caída, el gobierno anunció que regresa a los mercados a buscar financiamiento, un hecho que no sucedía desde 2018, cuando gobernaba la alianza de centroderecha Cambiemos, que conducía entonces Mauricio Macri.
Para lograr el objetivo, Milei puso en marcha, quizá, el ajuste más anunciado y aplaudido de la historia argentina. Lo dijo en la campaña presidencial, fue el eje de su discurso en el Congreso cuando asumió y lo convirtió en su credo político y presupuestario.
Achicó el Estado, eliminó una porción de organismos y con ellos, redujo la plantilla de empleados públicos, congeló sus ingresos (y los de los funcionarios) y ajustó las jubilaciones. Además, cortó la obra pública y ralentizó muchas de las obligaciones de la nación con las provincias. Subió impuestos ni bien asumió para atender la emergencia y varios ya fueron quitados, con lo que redujo la presión fiscal nacional.
Gobernó uno de los dos años con facultades delegadas en amplios sectores de la administración pública y gracias a esto pudo usar su icónica motosierra, uno de los símbolos libertarios y que alguna vez fue obsequiada a Elon Musk, cuando el magnate tecnológico era uno de los preferidos del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Jamás ocultó su absoluto alineamiento con el republicano y orientó toda su política exterior a acompañar los deseos de la Casa Blanca con el voto argentino en los organismos internacionales.
El gran nubarrón de la gestión Milei fue en el segundo semestre de 2025. A principios de año, su imagen quedó golpeada por el escándalo de la criptomoneda Libra, un activo financiero que él promocionó con un posteo en la red social X y que, después de millonarios movimientos en billeteras virtuales que aprovecharon la suba, se desmoronó y perdió todo su valor en horas.
Aquel escándalo colocó por primera vez en un lugar incómodo a Karina Milei, su hermana –cuyo apodo es “El Jefe”–, secretaria General de la Presidencia y elemento vital en la vida del libertario, quien quedó interpelada por la opinión pública, aunque no por la Justicia porque no llegaron aún a probarse nexos concretos con aquella criptoestafa.
En julio, empezaron los problemas. Se avecinaban las elecciones y La Libertad Avanza decidió avanzar solo, sin grandes acuerdos programáticos, sino con alianzas puntuales en algunos distritos. En medio del proceso, los argentinos hicieron lo que sucede cada vez que hay indefiniciones políticas: masivamente denigran el peso y convierten sus carteras en dólares.
Paralelamente, otro caso de supuesta corrupción en la distribución de los fondos de una agencia que subsidia las políticas de personas con algún grado de discapacidad (Andis) entró de lleno en el temario de la campaña. El dólar subía, el oficialismo perdía elecciones provinciales (eligen cargos distritales) y entonces, Milei golpeó la puerta en Estados Unidos. Y contestaron.
La Reserva Federal apoyó en el peor momento financiero de la argentina libertaria, mientras el Banco Central vendía reservas para contener el dólar y Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo, repetían que no iban a devaluar. En esos días, un bloque opositor arrinconó en el Congreso al gobierno con una decena de leyes que aumentaban el gasto y le pegaban debajo de la línea de flotación al plan económico basado en el equilibrio de las cuentas públicas.
Llegaron las elecciones legislativas de octubre y finalmente La Libertad Avanza se llevó un aplastante triunfo. Pasó de dos diputados en 2021 a los 95 con los que ahora es primera minoría. En esta nueva etapa, con ese brazo legislativo, Milei intentará gobernar y avanzar en reformas que la Argentina se debe desde hace décadas.
Para el politólogo Sergio Berensztein, “el principal desafío que enfrenta Milei, ahora que logró acumular suficientes asientos en el Congreso y con una oposición fragmentada y carente de liderazgos competitivos, es aprovechar un contexto en principio ideal para terminar de estabilizar la economía (la inflación continúa en torno al 30% anual) y avanzar en el proceso de reformas estructurales, que la Argentina abandonó en la segunda mitad de la década de 1990. Ambas cuestiones suponen complejidades técnicas y políticas muy significativas, tanto en el diseño como en su implementación”.
En definitiva, el resultado electoral de octubre y la nueva conformación del Congreso pueden generar el impulso necesario para encarar las reformas pendientes. Y en esto coincidió Secco: “La viabilidad política es importante: sin leyes, no hay reformas; sin reformas, no hay sustentabilidad. Pero las reformas no son sustitutos de una macro más sólida y ordenada. Si logra coordinar expectativas, alinear precios relativos y encauzar la inversión, puede abrirse un ciclo de normalización y crecimiento perceptible (del producto y del empleo). Si no, el riesgo es tener que concentrar la gestión en administrar la inercia con menos crédito del mercado y de la sociedad”.
No obstante, hay otros factores que también deben tomarse en cuenta.
“El contexto y el humor social son claves: la sociedad argentina está ávida de soluciones, crecimiento y sobre todo mejoras tangibles en el plano material. En efecto, una década y media de estanflación la dejó agotada, sin reservas, descapitalizada y con múltiples demandas insatisfechas. En este sentido, si Milei no logra al menos responder con solvencia a algunas de ellas, puede terminar siendo víctima de la misma ola de rechazo a los gobernantes que hace dos años lo depositó al frente de la Casa Rosada”, sostuvo Berensztein.
Las noticias explicadas de forma sencilla y directa para entender lo más importante del día.

Te invitamos a descargar cualquiera de estos navegadores para ver nuestras noticias: