

Por más de tres décadas el Partido Republicano se vendió como el partido “pro life.” Era puro mercadeo. El mismo partido nunca interrumpió la exportación de la muerte a países del oriente medio vía aventuras militares. Y la santidad de la vida solo existía en el vientre y se esfumaba ante la luz de los nacidos. Si el recién nacido era un negro, latino o blanco pobre, quedaba entonces en las garras de la miseria y los cariños del mercado. Ya en la adolescencia, estaría en la mirilla del aparato policiaco y judicial. Muchos serían asesinados en la “custodia” de tal aparato sin que eso perturbara a los republicanos.
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