Papi, no me quiero ir
En varias ocasiones le he sugerido a mi hija mayor, quien reside en la isla, que se mude conmigo a los Estados Unidos, en donde tendría mejores oportunidades para su desarrollo personal y profesional. Siempre me ha contestado lo mismo, Papi, yo no me quiero ir. Ya hace algún tiempo que desistí de la idea de convencerla para que se mude conmigo. Con 25 años, un hijo, y una actitud empresarial pujante, se aferra a la idea de que un mejor país es posible. Y me está convenciendo.
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