Eduardo Lalo
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La Fortaleza como parque temático

El pasado miércoles, día de inicio del año académico, la periodista de este diario Leysa Caro González publicó un artículo titulado “Un regreso a clases atropellado: ‘El trabajo que había que hacer, en época de vacaciones no se hizo’”. Esta historia apareció en primera plana junto a otra en la que se refería cómo el gobierno acababa de privatizar la operación de los puertos de San Juan. Relacionado con esto, había además en el diario de ese día un artículo de Joanisabel González titulado “Pedro Pierluisi defiende el marco legal que permite las alianzas público-privadas”. A su manera estos artículos dan cuenta de la naturaleza de los procedimientos del gobierno y, particularmente, del tipo de relaciones que este tiene con la ciudadanía. Las dos noticias, además, tenían como personaje destacado a Pedro Pierluisi.

Por su apatía ante la responsabilidad asumida, Pedro Pierluisi parece haber decidido vivir en el parque temático de una gobernación de un solo cuatrienio, escribe Eduardo Lalo.
Por su apatía ante la responsabilidad asumida, Pedro Pierluisi parece haber decidido vivir en el parque temático de una gobernación de un solo cuatrienio, escribe Eduardo Lalo. (Carlos Rivera Giusti)

Es fácil tener la falsa impresión de que el gobierno, especialmente en este verano, no existía. Un gabinete compuesto por secretarios como los de educación, justicia, agricultura, recursos naturales, desarrollo económico, etc. que da la impresión reiterada una y otra vez que representa a intereses particulares en lugar de defender los nuestros, que actúa en complicidad con un gobernador distante e indiferente que se ausenta en un viaje en cuanto una semana amenaza con volverse pesada. En los primeros meses de este cuatrienio, el historiador Néstor Duprey, con quien hago el podcast semanal Palabra Libre, aseguró que Pedro Pierluisi no buscaría la reelección. Se limitaría a cuatro años. En estos se dedicaría a proyectos que presuntamente le beneficiarían. Contrario al bien común, defendería a inversionistas extranjeros, en particular estadounidenses, a los que les estaría entregando por décadas los derechos de explotación de los puertorriqueños.

Pero hay quizá algo más. Una imagen o una serie de ellas de las cuales el gobernador sería responsable por insolvencia, gusto o vicio. En el artículo del pasado miércoles sobre el comienzo de clases se informa: “La mayoría de los cerca de 248,000 estudiantes del sistema público de enseñanza regresan hoy a las escuelas, algunos por primera vez en dos años. Pero muchos volverán a planteles que se encuentran en medio de labores de reparaciones y pintura o cuyas áreas comunes reflejan el deterioro de la falta de mantenimiento”. Según el artículo este año abrirán 853 escuelas, pero la agencia con el presupuesto más grande del gobierno no puede precisar la víspera del inicio de clases cuántas no abrirán por estar en condiciones deplorables o porque no han sido contratados los maestros y el personal necesarios. De igual manera, cuando dan inicio las labores de la enseñanza, el secretario Eliezer Ramos tan solo puede “estimar” que faltan 290 maestros.

La sentenciada por corrupción Julia Keleher cerró cientos de escuelas y, a pesar de esto, la actual administración de Pedro Pierluisi no puede ni siquiera preparar las que no destruyó la “funcionaria de clase mundial” que ahora disfruta en su casa del final de su sentencia. No solo esto, sino que lo que más puede ofrecer su sucesor en la secretaría de Educación son estimados y cálculos a ojo. Como esto no es casualidad, sino política planeada y aprobada en La Fortaleza, en una conferencia de prensa el gobernador Pierluisi habló para respaldar la labor de su secretario. Es en alocuciones como esta en que el gobernador, por insolvencia, gusto o vicio, como dijera antes, demuestra que lo deja sin cuidado lo que podamos pensar de él y su gobierno. La cita vale la pena atragantársela entera: “Lo que pasa es que algunas personas, por las razones que sean, sea por agenda partidista, sea por algún interés personal, critican por criticar, pero yo no lo voy a aceptar”.

Pierluisi parece ser de la escuela del estimado, como su secretario de educación, del más o menos, del yo supongo que, del me lo invento, ya que “algunas” personas tienen “razones” indeterminadas, pero que podrían ser estas o aquellas, para “criticar por criticar” (o sea que los dados a la insolvencia, al gusto y al vicio son otros). No obstante, lo más llamativo es que un gobernador colonizado y colonialista, incapaz de un acto enfático con sus superiores, haga aspavientos del tipo “yo no lo voy a aceptar”.

Lo que está en juego aquí es quién miente al descaradamente evadir las preguntas de la prensa. El artículo de este diario reporta que, en el primer día de clases, se visitaron varias escuelas de la región de Bayamón y que estas aún no estaban en condiciones de recibir estudiantes.

Pero la insolvencia, el gusto o el vicio del gobernador se manifestó además ese día cuando defendió las leyes que permiten las alianzas público-privadas. En el artículo de Joanisabel González se reporta que Pierluisi piensa que las enmiendas a la Ley de Alianzas Público Privadas no son necesarias “porque el estatuto goza de reconocimiento… en Estados Unidos…”. Global Port Holding, la beneficiaria de esta ley perfecta “…adeuda unas 60 veces lo que ingresa antes de partidas como contribuciones, depreciación, amortización y otras (…) tendrá que tomar prestado unos $425 millones en el mercado de capital (…) e invertir al menos $122 millones en mejoras capitales a lo largo de tres décadas y otros $197 millones en un proyecto de expansión…”. La ley “perfecta”, incriticable del gobernador le entrega los puertos por 30 años a una compañía privada con fines de lucro llamativamente desprovista de capital, que tan solo estará obligada a invertir $122 millones en las estructuras que administrará para su beneficio. En otras palabras, tan solo $4 millones por año durante tres décadas.

El filósofo Éric Sadin escribió: “Walt Disney fue un visionario, ya que fue el primero en captar que, después de los cómics…había que ofrecer de ahí en más una inmersión sensorial. Para eso, inauguró los primeros grandes parques temáticos”. Justamente por su interés por el estimado y la vaguedad, por su desgano por la precisión, por su apatía ante la responsabilidad asumida y por su fantasía de planear por sobre las cabezas de los puertorriqueños, Pedro Pierluisi parece haber decidido vivir en el parque temático de una gobernación de un solo cuatrienio. Rodeado por un círculo de Mickey Mouses, Goofys, Aladinos, Blancanieves y Cenicientas, en ese mundo de sueños y oscuras transacciones, se sueña con el engreimiento caricaturesco del “yo no lo voy a aceptar”.

Quizá desde el primer día en el Palacio de Santa Catalina, Pierluisi supo que nunca le rendiría cuentas al electorado. Quizá su personaje favorito en el parque temático de La Fortaleza fuera el Capitán Garfio.

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