El Junte Boricua auspiciado por El Nuevo Día unirá a los puertorriqueños de la Isla y de Estados Unidos en una gran fiesta de hermandad cultural y de cooperación. Y demostrará que todos somos puertorriqueños” , escribe Carmen Dolores Hernández
El Junte Boricua auspiciado por El Nuevo Día unirá a los puertorriqueños de la Isla y de Estados Unidos en una gran fiesta de hermandad cultural y de cooperación. Y demostrará que todos somos puertorriqueños” , escribe Carmen Dolores Hernández
A principios de los años 70, cuando la emigración puertorriqueña a Estados Unidos había llegado a ser de millón y medio de personas (con unos tres millones viviendo aquí), dos poetas arribaron al aeropuerto de Isla Verde procedentes de Nueva York: Miguel Algarín y Miguel Piñero. El uno nacido en Santurce y el otro en Gurabo, habían vivido desde la infancia en aquella ciudad. Allí se habían educado y allí se estaban haciendo notar por su escritura (“Short Eyes”, la obra de Piñero, fue la primera de un puertorriqueño en presentarse en Broadway; obtuvo el New York Drama Critics Circle Award además de un Obie como “la mejor obra teatral del año”). Algarín, por su parte, había desarrollado un estilo de poesía dura, retadora, que incorporaba la jerga callejera de los boricuas emigrados. Ilusionados con el retorno a la patria, pensaban encontrarse entre los suyos tras haber sido objeto -en Estados Unidos- de prejuicios y burlas.
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