¿Aguilando o aguinaldo? Y ¿qué rayos es aguilando? ¿Qué pasó aquí? ¿Metátesis (el intercambio de sonidos dentro de una misma palabra)? Vamos despacito, que es Navidad así que, antes de entrar en los orígenes, miremos lo que nos es común a todos: aguinaldo, además del lindo villancico navideño, ese ese regalito o “bonito” que damos en Navidad a los que nos traen el periódico, recogen la basura, nos cuidan, nos ayudan, nos velan, esos trabajadores anónimos que nos sirven sin fallar de forma indirecta y que, muchas veces, ni conocemos. La cosa está pelúa, pero bendito, aunque sea un poquito, tírele a ese trabajador con un aguinaldito para que sea más navideña la Navidad; si va a recortar presupuesto, no recorte el aguinaldo por el amor de Dios. Bien. Dicho lo anterior, vamos a lo que vinimos. ¿Aguinaldo o aguilando? Pues el amigo Corominas, en su Diccionario etimológico, nos dice que el aguinaldo que conocemos se recogió por primera vez en el 1400. AGUILANDO, sin embargo es, supuestamente, de origen incierto. Algunos, entre ellos Corominas en su diccionario etimológico, sugieren que aguilando llega de la frase en latín hoc in anno, que significa en este año, que, dicho sea de paso, era muy usada en refranes y canciones relativas al año nuevo. Los andaluces, nos dice Burgos, usaban aguilando en lugar de aguinaldo. El asunto no está del todo resuelto, pero, ¿qué más da? Mire, ambas formas se recogen, significando lo mismo. En el Cancionero de Baena (1426-1430) aparece la siguiente composición: "Esto ofresco en aguinando,/señora, esta Navidat/a vos, por quien ledo ando,/sin error e torpedat." Aguinando o aguinaldo, ¡no se olvide de darlo!
Se adhiere a los criterios de The Trust Project