
Se adhiere a los criterios de The Trust Project
Días antes del paro de los transportistas, una parejita recién casada adelantaba su primera compra en el supermercado. Se sabe que es la primera por cómo guían el carrito de compra -casi a cuatro manos- y por las cosas que van echando: “¿Tenemos chupón para destapar el baño?” pregunta ella, mientras él duda si echar al carrito un picador de plástico o de madera -porque en las bodas nunca regalan picadores ni chupones para el destape. Dentro del carrito hay un canasto de ropa blanco, pinches de madera, un cubo, un mapo, una escoba, un recogedor, baterías, una linterna y salchichas para un regimiento, porque uno nunca sabe qué viene primero: una huelga, un huracán o el amor. “Tráete también un pote de Drano porque abuela se la pasaba echando cosas por el fregadero”. Entonces me los imaginé ocupando el apartamentito donde antes convalecía la abuelita, tal vez en el segundo piso de la casa de sus padres o quién sabe si en la marquesina convertida en un nicho de amor y en el que, de ahora en adelante, tendrán que morder almohadas para silenciar los ruidos del placer; ese “dolor futuro” para decirlo en buen francés.
Te invitamos a descargar cualquiera de estos navegadores para ver nuestras noticias: