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CENÁCULO

Aida Vergne aborda el origen del término cenáculo.

3 de marzo de 2015 - 1:00 AM

Las opiniones expresadas en este artículo son únicamente del autor y no reflejan las opiniones y creencias de El Nuevo Día o sus afiliados.

Antes de entrar en el cenáculo, hablemos de la cena, la última comida del día. La cena, o la comida de la “noche”, nos dice Corominas, era el momento en que se reunía la familia, de ahí su nombre CENA: quod est communis, quia multi in communi cenare consueverunt. Covarrubias añade que “todos quedaban descargados de todo cuidado y comen con reposo, yéndose de la mesa a la cama, como lo hacían los antiguos”. Así pues, por la mañana se almorzaba, a mediodía se merendaba, y en la tarde-noche se cenaba. Nos dice el mismo autor que el cenáculo era la sala donde se llevaba a cabo la cena. Y, si consulta el diccionario de autoridades, en su primera entrada se define cenáculo como la “sala en que Jesucristo celebró la última cena”. Nos llega del latín cenaculum, cuya terminación culta –culum tenía, y tiene en su forma actual, la función primordial de derivar, a partir de bases verbales, cenare > cenar, sustantivos que designan, entre otras cosas, lugares. También estaba la cena aescuras que, “se llama así al que es miserable, haciendo alusión al que por miseria procura ahorrar hasta la luz para cenar”, según el diccionario de autoridades (1726). Interesante... Hoy día una cena a “oscuras” es más romántica que otra cosa, hasta que llega el bill de la luz o, en su defecto, el de la cena.profabocadillos@gmail.com

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