…y de alante pa’trás. Así es la lengua, siempre en constante ebullición; nos hace reír, llorar, nos entretiene, nos enamora, nos identifica, nos une, y también nos separa de formas muy crueles. Pero hoy me voy por una línea más feliz: los palíndromos. Este nos llega del griego palin-, (nada que ver con Sarah), y significa de nuevo, y del latín -dromos que significa carrera (como hipódromo, etc…). Un palíndromo es una palabra, o frase, que se lee igual de izquierda a derecha, que de derecha a izquierda, como por ejemplo: dábale arroz a la zorra el abad. Inténtelo. Son idénticos de atrás pa‘lante y de alante pa’trás. Este “juego” se remonta a tiempos inmemoriales, y más de uno le atribuye al poeta griego Sótades de Maronea su invento, allá para el siglo III antes de Cristo. Sótades, que se las traía, escribió muchas sátiras de temas mitológicos, usando “lenguaje obsceno”; algunos dicen que es el primer poeta pornográfico de la historia. Pues resulta que a Sótades le encantaba usar palíndromos para burlarse de los nobles de la época, de una forma “cuasi secreta”. Eventualmente, tanta burla le costó la vida al pobre Sótades, quien fue lanzado al mar encerrado en una caja. Nada. Hay lingüistas que aseguran que no todas las lenguas se prestan con la misma facilidad para la creación de palíndromos. En inglés hay cientos y cientos, al igual que en español. Esta capacidad de la lengua se conoce como condición palindromática. ¿Ejemplos? Somos o no somos; La ruta natural; Yo hago yoga hoy; A mamá Roma le aviva el amor a papá, y a papá Roma le aviva el amor a mamá.
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