
Opinión
Explica ideas y extrae conclusiones basadas en la interpretación de hechos y datos.
La distinción entre el bien y el mal ya no es una línea clara. Es una sombra movediza, difusa, que algunos despejan o corren, según sus conveniencias. Y esto no es un ejercicio filosófico para teorizar desde la comodidad de un escritorio. Es la realidad práctica, cruda y desafortunada de la sociedad moderna, en la que por emociones se decide quién merece justicia, quién merece simpatía y qué actos se normalizan.
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