La falta de sentido común comenzó ya en las universidades públicas y privadas, en la formación profesional de esos policías y funcionarios. Solo saben de reglamentos y la aplicación ciega de los reglamentos, escribe Carlos Ramos Mattei
La falta de sentido común comenzó ya en las universidades públicas y privadas, en la formación profesional de esos policías y funcionarios. Solo saben de reglamentos y la aplicación ciega de los reglamentos, escribe Carlos Ramos Mattei
Supimos hace poco de un caso en Texas en que se arrestó y se encarceló a una mujer por haber abortado. Entonces, resulta que no se trató siquiera de un aborto. Fue en realidad el nacimiento de un niño natimuerto (“stillbirth”). Ahora Puerto Rico no se queda atrás, cuando vemos el caso de Elianni Bello Gelabert.
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