La crueldad espantosa de la pandemia ha sido incapaz de conmover la testarudez de los partidos políticos institucionales los que, después de dos últimos cuatrienios con horrible consecuencia, marchan impávidos al concurso electoral del 3 de noviembre. Cuatro años atrás, el pueblo puso sobre aviso al PNP, PPD y PIP: los populares perdieron el gobierno, los progresistas ganaron por escaso margen y los independentistas otra vez quedaron sin franquicia mientras por primera vez en nuestra historia candidatos independientes acumulaban cientos de miles de votos. En lenguaje bíblico, esa fue la escritura en la pared.
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