El mangle no se toca
Las crónicas cuentan que los españoles al llegar a nuestras costas no podían entender cómo era posible que un árbol creciera en el mar. ¡Raíces sumergidas cubiertas de ostras (ostiones)…y que ostras creciendo en las raíces de un árbol! No había nada en el continente europeo con que se pudiera comparar esta estampa. Es que los oigo diciendo “Jolines, sí es que hemos llega’o a donde Cristo se le perdió la chancla”. En aquel momento, seguramente se desconocía que más del 80% de las especies de peces y crustáceos que habitan los ecosistemas de aguas profundas pasan sus etapas infantiles comiendo y protegiéndose entre esas raíces. Que le llaman el mangle zapatero pues esas raíces se extienden al mar protegiendo nuestras costas de la erosión y el fuerte oleaje. Y, como si fuera poco, limpian el agua de sedimentos y contaminantes que vienen de tierra. De saberlo entonces, quedarían locos de remate.
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