Tuve en el año 1975 el privilegio de servir como ayudante del alcalde de San Juan, Carlos Romero Barceló, cuando ya se le proyectaba como el candidato progresista que enfrentaría al gobernador popular, Rafael Hernández Colón. Se me ocurrió para entonces comentarle el lenguaje crudo e intransigente que utilizaba en su comunicación oficial con el primer ejecutivo, advirtiéndole que hacerlo devaluaba la figura del cargo que él mismo aspiraba ocupar. Como respuesta, Romero abrió una gaveta de su escritorio y me entregó un cartapacio que guardaba copia de la correspondencia de 1969-72, cursada por el presidente del Senado Hernández Colón al gobernador progresista Luis A. Ferré … “Toma, ¡lee!”, me dijo con característica firmeza.
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