OPINIÓN
Punto de vista
Se adhiere a los criterios de The Trust Project

HASTA LA ETERNITUD

Aida Vergne habla de las nuevas palabras que se derivan añadiendo sufijos, un recurso muy productivo de la lengua.

10 de junio de 2015 - 1:00 AM

Las opiniones expresadas en este artículo son únicamente del autor y no reflejan las opiniones y creencias de El Nuevo Día o sus afiliados.

Antes de entrar en la “eternitud” vamos a hablar un poquito de neologismos (esas palabras nuevas que entran a la lengua) y de la eternidad. Todos los días nacen palabras, por infinidad de razones. A veces por la necesidad de nombrar algo nuevo, otras para jugar con la lengua, como perrano (perro mediano), o chiquitota (chiquita y grandota). Hay palabras inventadas que solo las usan las parejas, como ternoroso (tierno y valeroso) y así. Los hablantes también inventan nuevas palabras o bien derivan otras añadiendo sufijos, un recurso muy productivo de la lengua. Por ejemplo, la eternidad, se derivó añadiendo el sufijo–dad que remite a cualidad. Eternidad deriva de eterno y, aunque no es un neologismo, es pertinente para este Bocadillo, ya verá. ¿Qué es la eternidad? Es TODO el tiempo, que dura para siempre y por los siglos de los siglos. Ya vamos “llegando”. Cuenta Grijelmo que le oyó a García Márquez un “hermoso neologismo”, la eternitud. El Gabo le explicó que cuando decimos que amamos a alguien para toda la eternitud, establecemos una diferencia importante. La eternidad, como no tiene final, evita que nuestro amor se mantenga vivo cuando uno ya se ha muerto. “Por tanto, no se puede querer a alguien una eternidad. En cambio, la eternitud dura tanto como nosotros mismos y podemos usar esa raíz para mostrar con fuerza y expresividad nuestro sentimiento: te quiero una eternitud”.

Guías de Opinión
Las columnas deben enviarse a Gerardo Cordero: gerardo.cordero@gfrmedia.com. Las columnas tienen que ser de 300, 400 o 500 palabras. Al enviarnos su columna, el escritor concede a GFR Media una licencia exclusiva, perpetua, irrevocable, sublicenciable, mundial y libre de regalías para reproducir, copiar, distribuir, publicar, exhibir, preparar obras derivadas, traducir, sindicar, incluir en compilaciones u obras colectivas, y de cualquier otro modo de forma general utilizar su columna (en todo o en parte), sin reserva ni limitación alguna, en cualquier medio (incluyendo pero sin limitarse, a las versiones impresas o digitales o en los sitios web o aplicaciones móvil del periódico El Nuevo Día), forma, tecnología o método conocido en el presente o que sea conocido, desarrollado o descubierto en el futuro. El autor acepta que GFR Media, LLC, podría cobrar a los suscriptores las versiones digitales, sitios web o aplicaciones móviles de GFR Media por el acceso a la columna. has context menu


Ups...

Nuestro sitio no es visible desde este navegador.

Te invitamos a descargar cualquiera de estos navegadores para ver nuestras noticias: