

La Fiscalía federal en la isla inauguró un nuevo género musical: el bolero justiciero. Con estrofas de gabán parroquial y una voz seca que ni abarrota ni arrebata, el actual jefe de la Fiscalía federal, Stephen Muldrow, redujo a una loseta el ardor electoral. La pandemia se encargó de despejar el escenario: un podio de madera con tintes de confesionario y un suave ritmo de bongó aderezaron las últimas dos conferencias de prensa del FBI. En la primera, la altura de Muldrow me recordó a Felipe “La Voz” Rodríguez cantando “Te voy a hacer llorar”. Pero la segunda fue de otro matiz: la lectura del pliego letal y su pelo engominado parecieron aleluyar el timbre de subasta y serenata con el que Tito Rodríguez entonaba “Tiemblas”. A más de una veintena de analistas políticos el corazón se les volvió un semáforo, y hasta encomiaron el estilo de Muldrow con el mismo trance místico con el cual salmodian el laicismo. ¿Cuándo fue que los fiscales federales se convirtieron en estrellas televisivas?
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