Si la asimetría es tan radical y grotesca, ¿qué expectativa puede haber de alcanzar un acuerdo electoral con un régimen cuyo principal y excluyente propósito no es otro que mantenerse en el poder?, cuestiona Miguel Henrique Otero
Si la asimetría es tan radical y grotesca, ¿qué expectativa puede haber de alcanzar un acuerdo electoral con un régimen cuyo principal y excluyente propósito no es otro que mantenerse en el poder?, cuestiona Miguel Henrique Otero
Dicen algunos estudiosos de los diálogos que han hecho posible el final de conflictos en distintas partes del planeta, que un requisito imprescindible es que ambas partes compartan un fondo común de buena fe o un principio de buena voluntad, consistente en hacer uso de la negociación para encontrar alguna solución, y no para otros fines, principalmente el de socavar o destruir a la contraparte, desprestigiarla, dividirla, ganar tiempo para rearmarse y preparar nuevos ataques, o con fines meramente propagandísticos. Si una o las dos contrapartes se proponen usar la negociación para objetivos distintos al acuerdo, inevitablemente el diálogo no tardará en naufragar.
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