No falla: son los últimos en hablar de derechos humanos o de feminicidios y los primeros en consagrarse al privilegio explosivo. Y a eso le llaman cariño, protección o seguridad, escribe Cezanne Cardona Morales
No falla: son los últimos en hablar de derechos humanos o de feminicidios y los primeros en consagrarse al privilegio explosivo. Y a eso le llaman cariño, protección o seguridad, escribe Cezanne Cardona Morales
No falla: si ando con mi hija alguien me ofrece una escopeta. Familiares y conocidos, cercanos o lejanos; hombres, mujeres, jóvenes o viejos -casi siempre creyentes y devotos- me asaltan con la pregunta: “¿Ya compraste la escopeta para defender a la nena?” Me hago el que no escuché, trato de esquivar la huella de pólvora, pero insisten: “La última vez que vi a tu nena era una niñita, y ahora es toda una mujer”. Luego del “toda una mujer” en mayúsculas, cargan el magacín con tres puntos suspensivos, y tras el silencio comentan: “Yo tú voy ahorrando”. Entre iluso e irónico, pienso que dirán que debo ahorrar para la educación, porque el crédito universitario está cada vez más caro, y hasta puede que imagine una conversación amena sobre los menesteres públicos, de apenas dos segundos. En cambio, me instan a guardar dinero para que me compre una escopeta de doble cañón o de esas recortadas, una bazuca o un revólver niquelado para que dizque defienda el honor de la nena, ese terrible pasaporte machista a la democracia más medieval. No falla: le huyen al tema de la sexualidad en las escuelas, pero alardean de armas de seguridad masiva.
Te invitamos a descargar cualquiera de estos navegadores para ver nuestras noticias: