


Escuchamos argumentos diversos sobre la fragilidad del sistema de salud en Puerto Rico desde la década de 1970. A las precariedades innegables acumuladas se sumó el impacto del huracán María, que en septiembre de 2017 aceleró el deterioro estructural. Hoy vemos nuevos resultados adversos como el cierre del Hospital del Maestro. Después de 66 años de operaciones ininterrumpidas, la instalación enclavada en Hato Rey clausuró sus puertas el 30 de agosto pasado. Entonces, se informó que sus deudas ascendían a unos $40 millones. Este hecho reciente lleva a cuestionar ¿qué están haciendo las instituciones sanitarias para colocarse en la vanguardia administrativa?

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