La culpa descansa totalmente entre aquellos que lo permitimos y toleramos mirando hacia el otro lado, dejando la política en manos de los que la juegan sucio, escribe Orlando Parga
La culpa descansa totalmente entre aquellos que lo permitimos y toleramos mirando hacia el otro lado, dejando la política en manos de los que la juegan sucio, escribe Orlando Parga
Las grandes tragedias de la Humanidad se conspiran entre copas de champán. La distancia del tiempo no borra el vicio de hacer política de cloaca entre el oropel y la elegancia de un bacanal de era romana, la napoleónica soirée francesa o el modernista cóctel de Washington, DC donde, con sumo tacto y refinamiento, a billetazo limpio se ejerce poder político con puñalada trapera indistintamente asestada sobre la espalda de correligionario o adversario.
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