

A partir del 1 de julio, la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea (UE) en la segunda mitad de 2023 quedará en manos de España, un país que siempre ha desempeñado un papel estratégico en la promoción del acercamiento entre el bloque comunitario y América Latina. La llegada de España a la presidencia plantea como gran ambición la de reforzar una relación que ha perdido terreno los últimos años. Es, sin duda, una oportunidad que puede resultar positiva para las dos partes. Los tiempos de acercamientos interesados o asimétricos quedaron atrás.
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