

Alexander Hamilton, como parte de su apología y explicación de la entonces propuesta Constitución de Estados Unidos, comentó que la judicatura, en comparación a las ramas legislativa y ejecutiva, “por la naturaleza de sus funciones, será la menos peligrosa a los derechos políticos de la Constitución; porque tendrá la menor capacidad de estorbarlos o perjudicarlos”. El famoso comentario de Hamilton se convirtió en presagio de la decisión publicada anoche por el Tribunal Supremo. Por la segunda vez en poco más de un año, sus nueve jueces, echando a un lado sus distintos bagajes ideólogicos, buscaron el consenso para apaciguar el furor de un pueblo quebrantado por el colapso de la credibilidad de las ramas políticas de gobierno.
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