


Los resultados de la primera entrega de La Encuesta de El Nuevo Día, que a un año de las elecciones refleja que ocho de cada 10 ciudadanos no está conforme con la dirección de Puerto Rico, no deben sorprender a nadie porque es marcada y evidente la decepción general que existe con el rumbo que lleva nuestro país. El “ambiente general de pesimismo” se siente en la calle, es como un pecho apretado con un corazón que late con dificultad, se escucha la respiración pesada y lenta, cualquiera sabe que las cosas no están bien y que, de no tomarse acción remediativa, el colapso es cuestión de tiempo.

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