En semanas recientes, diversos sectores se han insertado en una conversación acerca de las métricas de desempeño de LUMA y de la Autoridad de Energía Eléctrica. Este debate público es saludable y resulta ser la mejor evidencia del nivel de transparencia que el Negociado de Energía ha inyectado en el sistema eléctrico. Previo a ello, es un hecho que muy poca información sobre el desempeño de la Autoridad, incluyendo la frecuencia y duración de las interrupciones, era pública. Hoy, con un regulador independiente y altamente especializado en la materia, estamos fiscalizando continuamente la gestión de los operadores de las plantas y de las líneas de transmisión y distribución. Aunque siempre hay espacio para mejorar, lo cierto es que medir y comparar son los primeros pasos para poder administrar una transformación que resulte en un sistema más robusto.