Ser preso político es probablemente una de las más grandes miserias a las que se intenta someter a una persona, una familia, o a una familia más grande, un país. Empero, es algo que llena de dignidad al que lo es y que envilece al que comete la injusticia o es cómplice de la misma, injusticia que transforma en indigno al indiferente o al que mira para el costado.
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Los 1,000 días de preso político de Leopoldo en Venezuela
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