¿Se acuerda de los cultismos de ayer? Bien, pues una de las consecuencias de esa entrada de cultismos al español fue la formación de dobletes etimológicos. No se me desdoble y siga leyendo que este Bocadillo vale por dos. Como le decía, hay cultismos que tienen una variante popular (lo que le expliqué ayer). Es decir que los dobletes son dos palabras que lo único que tienen en común es su origen. En los dobletes no se mantuvo ni la forma ni, en muchas de ellas, su significado. Menéndez Pidal nos dice que esto sucedió pues los cultismos se incorporaron al español, cuando el latín ya era una lengua muerta (o moribunda) y la evolución de las palabras populares “…había culminado (…)”. Y ¿por qué esos cultismos fueron adoptados por el pueblo? ¡Porque, desde siempre, los hablantes se las traen! La gente de a pie los empleaba de forma jocosa o cínica en comedias donde se mofaban de toda suerte de personajes (de las clases privilegiadas, por supuesto). Incluso cambiaban sus significados, y por tal el cultismo no competía con la variante popular. ¿Ejemplos de dobletes que posiblemente usted ni sospecha que lo son? ¡Montones! ¡Aquí van unas cuantas parejas! Cátedra y cadera; acre y agrio; legítimo y lindo; recitar y rezar; minuto y menudo; vagina y vaina; sexta y siesta; afectar y afeitar; coágulo y cuajo; malicia y maleza; rotundo y redondo; huelga y juerga; amígdala y almendra. El mismo origen, y nada que ver… o casi nada.
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