OPINIÓN
Punto de vista
Se adhiere a los criterios de The Trust Project

LOS DOBLETES

La lingüista Aida Vergne habla de los dobletes etimológicos.

13 de noviembre de 2014 - 1:00 AM

Las opiniones expresadas en este artículo son únicamente del autor y no reflejan las opiniones y creencias de El Nuevo Día o sus afiliados.

¿Se acuerda de los cultismos de ayer? Bien, pues una de las consecuencias de esa entrada de cultismos al español fue la formación de dobletes etimológicos. No se me desdoble y siga leyendo que este Bocadillo vale por dos. Como le decía, hay cultismos que tienen una variante popular (lo que le expliqué ayer). Es decir que los dobletes son dos palabras que lo único que tienen en común es su origen. En los dobletes no se mantuvo ni la forma ni, en muchas de ellas, su significado. Menéndez Pidal nos dice que esto sucedió pues los cultismos se incorporaron al español, cuando el latín ya era una lengua muerta (o moribunda) y la evolución de las palabras populares “…había culminado (…)”. Y ¿por qué esos cultismos fueron adoptados por el pueblo? ¡Porque, desde siempre, los hablantes se las traen! La gente de a pie los empleaba de forma jocosa o cínica en comedias donde se mofaban de toda suerte de personajes (de las clases privilegiadas, por supuesto). Incluso cambiaban sus significados, y por tal el cultismo no competía con la variante popular. ¿Ejemplos de dobletes que posiblemente usted ni sospecha que lo son? ¡Montones! ¡Aquí van unas cuantas parejas! Cátedra y cadera; acre y agrio; legítimo y lindo; recitar y rezar; minuto y menudo; vagina y vaina; sexta y siesta; afectar y afeitar; coágulo y cuajo; malicia y maleza; rotundo y redondo; huelga y juerga; amígdala y almendra. El mismo origen, y nada que ver… o casi nada.

Guías de Opinión
Las columnas deben enviarse a Gerardo Cordero: gerardo.cordero@gfrmedia.com. Las columnas tienen que ser de 300, 400 o 500 palabras. Al enviarnos su columna, el escritor concede a GFR Media una licencia exclusiva, perpetua, irrevocable, sublicenciable, mundial y libre de regalías para reproducir, copiar, distribuir, publicar, exhibir, preparar obras derivadas, traducir, sindicar, incluir en compilaciones u obras colectivas, y de cualquier otro modo de forma general utilizar su columna (en todo o en parte), sin reserva ni limitación alguna, en cualquier medio (incluyendo pero sin limitarse, a las versiones impresas o digitales o en los sitios web o aplicaciones móvil del periódico El Nuevo Día), forma, tecnología o método conocido en el presente o que sea conocido, desarrollado o descubierto en el futuro. El autor acepta que GFR Media, LLC, podría cobrar a los suscriptores las versiones digitales, sitios web o aplicaciones móviles de GFR Media por el acceso a la columna. has context menu


Ups...

Nuestro sitio no es visible desde este navegador.

Te invitamos a descargar cualquiera de estos navegadores para ver nuestras noticias: