OPINIÓN
Punto de vista
Se adhiere a los criterios de The Trust Project

Lourdes Miranda y la filantropía combativa

29 de diciembre de 2025 - 11:10 PM

Las opiniones expresadas en este artículo son únicamente del autor y no reflejan las opiniones y creencias de El Nuevo Día o sus afiliados.
El premio constituye un reconocimiento a la gestión solidaria. En la foto, Lourdes Miranda, creadora del premio. (Suministrada)
Lourdes Miranda, creadora de Miranda Foundation.

Cuando todo parece venirse abajo —por razones políticas, económicas o por crisis climáticas— es en comunidad donde se revelan otras escalas de compromiso y trabajo colectivo, capaces de construir alternativas de emancipación y convertirse en referentes de esperanza. En el caso de la autogestión comunitaria de Casa Pueblo en Adjuntas, nos nutrimos de una economía social basada en el Café Madre Isla y en el trabajo voluntario.

Sin embargo, no es menos cierto que las donaciones individuales y el apoyo filantrópico ha permitido expandir programas y realizar proyectos especiales sin depender del gobierno.

La filantropía puertorriqueña es, proporcionalmente, un sector pequeño y en muchas ocasiones conservador. Predomina una práctica de caridad orientada a rellenar las ausencias del Estado, no sin cierta complicidad. Aunque se apoyan causas justas y meritorias para mitigar el dolor, rara vez cuestionan o confrontan las raíces de las injusticias, perpetuando así el problema.

En este país, con frecuencia, quienes más tienen y más pueden son quienes menos hacen por los demás, o lo hacen para lavar su conciencia o recibir un crédito contributivo. Ese no fue el caso de Lourdes Miranda (1938-2025), destacada filántropa puertorriqueña y fundadora de la Miranda Foundation, quien el pasado 5 de diciembre se despidió callada y físicamente de su isla-nación.

Lourdes Miranda creció en el seno de una familia numerosa. Siempre estudiante, partió a la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) donde estudió relaciones internacionales. Posteriormente, estudió Literatura en Madrid. Más adelante trabajó como profesora en Wáshington, D.C., donde fundó su propia firma de consultoría de publicaciones en español de temas variados, Miranda Associates, Inc.

A partir de 1992, dedicó su vida profesional al país a través de la filantropía, creando la Miranda Foundation para canalizar recursos personales hacia organizaciones comprometidas con el bien común: la resistencia cultural, la defensa del territorio, la confrontación de los desbalances de poder y la promoción de la solidaridad como valor de lucha.

Su práctica filantrópica estuvo claramente enfocada en el cambio social y en la confrontación con el poder que oprime, es decir, una filantropía combativa. En 2002 estableció el Premio a la Solidaridad.

Lourdes Miranda nos visitó en 2012 para conocer de cerca el trabajo de Casa Pueblo y solicitó que la lleváramos al Bosque La Olimpia. Ese mismo año fuimos galardonados con el Premio a la Solidaridad, cuyo aporte económico utilizamos para transformar el área protegida en el Bosque Escuela Ariel Massol Deyá. Desde su apertura en 2013, el Bosque Escuela recibe a sus visitantes en el Salón Solidaridad, como punto de partida.

Los encuentros con ella fueron muchos y diversos. Recuerdo una de las marchas del verano de 2019, mientras Tito Kayak removía una bandera extranjera de una asta frente al Capitolio, encontrarme con ella —ya con 80 años— entre la multitud, sola, independiente, como siempre fue.

Con la misma naturalidad se le veía disfrutando de la ópera o de un concierto en el Centro de Bellas Artes que participando en la protesta del 1 de Mayo. A días del huracán María coincidimos por accidente en algún lugar, y allí, preparada como siempre, me entregó la primera donación que recibiría Casa Pueblo en aquel momento de crisis. Tenía además docena y media de sobres con nombres de grupos culturales y comunitarios “para ayudar a los que ayudan”.

Lourdes Miranda ejerció una gran influencia para llevar al ecosistema de la filantropía puertorriqueña a actuar más radicalmente, a no tener miedo de apoyar a grupos que confrontan inequidades e injusticias poco simpáticas para algunos, pero esenciales para la transformación del país.

No es la tristeza lo que domina este momento, sino la alegría que sentimos quienes encontramos en Lourdes Miranda a una mentora solidaria, presente, visionaria sin imponer agendas, generosa y profundamente amorosa. Vivió a plenitud dando a otros, con la convicción de que cada aportación cuenta.

En Adjuntas está presente. Si no me cree, dese la vuelta por la Plaza de la Independencia Energética y observe cómo, a través de una obra del maestro Antonio Martorell, un techo fotovoltaico se convierte en proyector solar y escribe sobre el suelo, a modo de reloj solar, una sola palabra que siempre honrará su memoria: S O L I D A R I D A D.

Guías de Opinión
Las columnas deben enviarse a Gerardo Cordero: gerardo.cordero@gfrmedia.com. Las columnas tienen que ser de 300, 400 o 500 palabras. Al enviarnos su columna, el escritor concede a GFR Media una licencia exclusiva, perpetua, irrevocable, sublicenciable, mundial y libre de regalías para reproducir, copiar, distribuir, publicar, exhibir, preparar obras derivadas, traducir, sindicar, incluir en compilaciones u obras colectivas, y de cualquier otro modo de forma general utilizar su columna (en todo o en parte), sin reserva ni limitación alguna, en cualquier medio (incluyendo pero sin limitarse, a las versiones impresas o digitales o en los sitios web o aplicaciones móvil del periódico El Nuevo Día), forma, tecnología o método conocido en el presente o que sea conocido, desarrollado o descubierto en el futuro. El autor acepta que GFR Media, LLC, podría cobrar a los suscriptores las versiones digitales, sitios web o aplicaciones móviles de GFR Media por el acceso a la columna.
Popular en la Comunidad


Ups...

Nuestro sitio no es visible desde este navegador.

Te invitamos a descargar cualquiera de estos navegadores para ver nuestras noticias: