Lula Da Silva: una buena noticia y en búsqueda de la paz
Luiz Inazio Lula Da Silva es uno de los políticos más controversiales de Latinoamérica desde el pasado siglo a la presente fecha. Sin embargo, su sola mención es hoy una buena noticia. El presidente brasileño habla de cooperación internacional a fin de empoderar y acrecer la democracia a todo nivel; desarrollo económico, protección del ambiente, etc.
Al presente Lula exhibe un expediente con luces y sombras que, lo mismo complace, o lo contrario, a tirios como a troyanos. Retrato al óleo del verdadero político de oficio, desde César o Pericles hasta Anthony Eden o Mahatma Gandhi. ¡Los políticos son cualquier cosa menos santos! No huelga repetirlo, o machacarlo diría mejor, pues quien a estas horas no asimile, degluta y apropie de este dogma comprobado en el ajedrez mundial queda fuera de juego. Los tiempos no le dan entrada. Expediente, pues, controversial y pletórico de expectativas, el de Lula.
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Y pasando de una vez la página, concentrémonos ahora, alegremente, en unos diez millones de brasileños quienes, durante los períodos constitucionales de Lula (años 2003 a 2011), ascendieron desde la extrema pobreza a una sólidamente acomodada condición social bautizada como clase media. La clase media, bonita realidad continental digna de meditarse a conciencia, profundamente, y tomarla como ejemplo a seguir de inmediato, presto, y sin vacilaciones.
Aunque los hechos no prueban que tan hermoso modelo permeara de manera satisfactoria el actual cuadro dantesco de villa miseria, chabola, indigentes, pauperismo, desnutrición, desempleo, vicios, drogas, redondeados por su crecimiento alarmante desde Centroamérica hasta la Patagonia; pero pecaríamos de cegatos excluyendo del conteo logros e intentos chilenos, dominicanos, costarricenses, salvadoreños, y otros en desenvolvimiento.
En resumen, que acogemos la agenda Lula con razonable optimismo. Reforzados por su basamento económico realista y práctico, la libre empresa que, entre aquellos 2003 al 2011 ascendió a Brasil a la categoría de octava superpotencia económica mundial, hoy descendido a la décimo séptima, y en alzada de la anterior dirección, extensivo a las potencias económicas más avanzadas del planeta. ¡Por algo las más avanzadas del planeta! Se trata de esa cumbre provechosa a toda hora, y por supuesto relativa, consistente en posibilidades realizables y bregada con los zapatos sobre la tierra. Cierto, dicha agenda se sustenta en el trabajo creativo del hombre ya que, contrariamente, el bienestar absoluto, cacareado por ingenuos y aún pregonado por quienes no pecamos de tanto, sea uno u otro, solamente alcanzaría al cien por ciento del globo terráqueo en la imaginación utópica e inseparable del payaso demagógico uniformado, llámese Castro, Chávez o asociados. Pero jamás en hombros de verdaderos hombres de estado a que debe corresponder y esperamos corresponda ubicarse cumplidos 77 abriles, Lula Da Silva quien, a todo lo anterior loable, ahora añade un tema que la humanidad ansía afrontar decisiva, dramáticamente, la paz en Ucrania.
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