Varias razones. La “primera” según el prólogo del Diccionario de 1726, en mi falda dice: “fué hacer un Diccionario copioso y exacto, en que se viesse la grandéza y poder de la Léngua, la hermosura y fecundidád de sus voses que ninguna otra la excede en elegáncia, phrases y pureza: siendo capáz de expressarse en ella con la mayor energía todo lo que se pudiere hacer con las Lénguas mas principales (...): pues entre las Lénguas vivas es la Españóla, sin la menor duda, una de las mas compendiosas y expressívas, (...) à cuya viveza no ha podido llegar Nación alguna: y en lo elegante y pura es una de las mas primorosas de Európa, y tan fecunda, que se hallan en ella, entre otras obras de singular artificio (...): lo que hasta ahóra no hemos visto executado en otro Idióma. Esta obra tan elevada por su assunto como de grave peso por su composición, la tuvo la Académia por precissa y casi inexcusable, antes de empeñarse en otros trabájos y estudios, que acreditassen en su desvelo y aplicación: porque hallandose el Orbe literário enriquecido con el copioso número de Diccionarios, que en los Idiómas, ò Lénguas extrangéras se han publicado de un siglo à esta parte, la Léngua Españóla, siendo tan rica y poderosa de palabras y locuciones, quedaba en la mayor obscuridád, pobreza è ignoráncia (...)”. ¿Qué nota? Lo veo mañana...
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